domingo, 5 de marzo de 2023

Quique Camoiras

QUIQUE CAMOIRAS: UN CHICO DE LA CRUZ ROJA Me pareció oportuno titular con "Un chico de la Cruz Roja" esta semblanza porque Quique Camoiras, el actor que hoy, 18 de abril de 2007, a las 11'30 de la mañana, anuncia en rueda de prensa celebrada en el Teatro Príncipe de Madrid, su retirada, está muy ligado de siempre a esta institución y tiene entre sus títulos y distinciones honoríficas, la Medalla de la Cruz Roja Española, ganada por sus muchos trabajos en este sentido, colaborando en funciones benéficas en teatros, en hospitales y allí donde fuera requerido. Un chico de La Cruz Roja, por tanto, aunque él matiza en seguida, y al quite de la ocurrencia mía, allí presente en la rueda, que "el que hizo la película fue mi hermano Paco, no yo. Y menuda suerte tiene el tío, que todavía cobra derechos. Cada año, el Día de la Cruz Roja, se planta la peluca, se echa a la calle y a cobrar." O sea, que en la familia son varios los dedicados al arte de hacer reír. Esto de la familia es tan sagrado para Quique Camoiras, que por eso se retira, para poder dispensar a sus nietos las atenciones que, dice, no pudo dispensar a sus hijos a fuerza de tener que trabajar para mantenerlos: "Aquello sí eran trabajos. Seis meses fuera de casa, de tournée, sin ver a los hijos, cada año lo mismo. Cuando ellos tenían vacaciones, me los llevaba conmigo, pero empezaba el colegio y vuelta a no verlos, no quiero que me pase lo mismo con los nietos. De mi nieta, sobre todo, quiero disfrutar viéndola crecer y que ella me vea a mí." Además, Quique Camoiras no queda, digamos, desprovisto al dejar de actuar, como quedaría de ser un jubilado cualquiera, que es lo que en realidad está deseando ser, pero no puede: Él es empresario y, como trabajador inquieto que siempre fue, se ha especializado en compatibilizar oficios varios, por si la suerte se ponía de espaldas. "Trabajé en el Teatro Español con Aurora Bautista (haciendo Calderón de la Barca) y compatibilizándolo con un show en Pasapoga. No era correcto políticamente hacer esto, hasta que dijeron: ¿Por qué no? En El Español hice también "El avaro", de Molière, con grandísimo éxito de crítica y público, a dos funciones diarias todos los días. Todos los días, ¿eh?" De hecho, la enumeración de sus trabajos y sus años como actor asombra: "Estuve 12 años seguidos en el Teatro de La Latina, temporadas de 8 y 10 meses; luego 9 más en el Cómico (ahora un supermercado, en Delicias) cuenta el que todavía hoy rebosa vitalidad." Y ya puestos a recordar: ¿Quién no recuerda al renombrado DON ARMANDO GRESCA? Pues era Quique Camoiras. Así que, para trabajos, mejor hablar de los de antes: "Es que ahora -se explica Quique Camoiras- yo me quedo "asombrao". Que empiezas a las 8 y a las 10 y media ya estás en tu casa, si me dicen a mí que esto iba a llegar, cuando lo de librar un día costó sangre y lágrimas a algunos... Hicimos una plantada para conseguir un día libre, uno a la semana, siguiendo con las dos funciones diarias, y muchos no la apoyaron porque decían que eso era imposible, si es que yo durante años no paré ni un día. Así que ahora me parece que esto es como estar de vacaciones. Dos funciones diarias hacía yo, más ensayos, y encima a las 8 de la mañana, ¡a trabajar a mi oficina del Ministerio!, que yo he sido funcionario toda mi vida, compatibilizándolo, claro está, con lo de actor." Es evidente que este hombre es una mina. ¿Cuándo dormía? Y todo por la familia. Sí. Para que no tuvieran que pasar las penalidades que él pasó. Pero el público para un cómico es lo primero, y por eso Quique Camoiras se despide con una obra que haga reír de una manera inolvidable: Y ESTE HIJO... ¿DE QUIÉN ES?, de Adrián Ortega, porque dice: "Quiero que me recuerden como actor y sobre un escenario. Mi último homenaje lo quiero sobre las tablas". En la mesa que preside para anunciar su despedida, lo rodean los compañeros de reparto, uno de ellos es Vicky Lusson, hija de su eterno compañero de tantas escenas cómicas Alfonso Lusson.● Se llena de nostalgias hablando de los años sobre las tablas y de los actores y directores que había entonces: Lina Morgan entre los primeros, Muñoz Román y Colsada entre los segundos: -No he visto hombre más activo y polifacético en toda mi vida-, dice uno de sus acompañantes en la mesa, Alberto Agudín. -Porque no conociste a Muñoz Román -contesta rápido Quique Camoiras-. Aquello ya eran eran directores. Ni a Colsada, que tuvo 13 compañías a la vez y que abarcaba todos los géneros. 13 compañías, se dice bien y pronto, cuando los Paso tenían, el que más, 3. ¡Pero es que 13! Se dice pronto, no ha habido igual. A ése tampoco se le ha hecho justicia, mira. Ni a Muñoz Román. Que ése sí que era ensayar, que había noches que nos daban las 4 ensayando, porque ése era de los que como dijera que la botella tenía que estar aquí, y medio llena, pongo por caso, que no se la tocara nadie. Y quien dice la botella, lo que fuera. Él lo quería todo perfecto, y en lo que no lo lograba, no nos dejaba descansar. Así llegaba yo al Ministerio, roto, y me dormía en el guardarropa, una cabezadita encima de las chaquetas. Se llevaba entonces chaqueta, para no desgastar los codos de la de uno, la buena, y cada cual tenía la suya. Así que llegaban, ya les oía yo decir en sueños: "Ya me han cogido la chaqueta". Y yo, sin decir ni mu, planchando la oreja en las chaquetitas hasta que llegaba el jefe de negociado. -Él es igual de perfeccionista que Muñoz Román -sentencia otro de los actores que van a acompañarlo en la obra, José Luis Gago. Nos reímos y él, entusiasmado a la vez que preocupado, sigue: -Y quiero pediros perdón por eso. Soy demasiado exigente. (Todos protestan y con razón, cuando es de agradecer el que te corrijan, sobre todo si lo hace un maestro). Para un actor, actuar no es trabajo, es vocación. A mí no me gusta hablar de trabajo. Yo subo al escenario a pasarlo yo bien y a hacerlo pasar bien. Si no, para otra cosa no salgo. Sobre las motivaciones de la obra que ha elegido para su despedida de los ruedos (perdón, de las tablas), dice: -Escogí esta obra porque me gustó al considerarla afín a mi temperamento artístico. Ahora bien, yo la he adaptado de tal manera que, si el autor levantara la cabeza, no la reconocería. VAMOS CON LOS DATOS MÁS CONOCIDOS DE LA BIOGRAFÍA DE ESTE GENIO, QUE ES LA DE DE LA REVISTA Y LOS ESPECTÁCULOS DE VARIEDADES DE NUESTRO SIGLO XX Nace Quique Camoiras en Madrid, de una familia modesta (tal vez ahí le venga esa afición al trabajo, inagotable) y desde pequeño destaca por sus actitudes para las artes. Con su hermano forma pareja de lo que se llamaba por entonces "clownws musicales": Hacían de bomberos toreros, por ejemplo, en las plazas de toros y en el circo. Creo que así comenzó también alguna de las grandes figuras del toreo, como Espartaco, haciendo de payaso torero por las plazas, actuando en un show burlesco siendo aún niño, lo que más tarde le permitiría tener su oportunidad en los ruedos (Digo esto aquí por si nunca tengo oportunidad de decirlo en un periódico taurino, y por que los lectores se hagan una idea de cómo debía de ser un show de éstos). Aprende a bailar claqué, también hace la carrera de piano... Y sin dejar de trabajar con su hermano Paco, pasa a llamarse "El gran Quiqui" en el tiempo glorioso de los espectáculos de Variedades. Compatibiliza su trabajo con el de funcionario hasta que un día da el gran paso: dedicarse en cuerpo y alma a hacer reír al público. En los años 50 el espectáculo era la Revista. Ahí trabajó como galán cómico aprovechando su juventud y su gracia para "pasar la batería". Muñoz Román, empresario de leyenda de la Revista, le hizo triunfar en el Teatro Martín. En 1955 conoce a Adrián Ortega padre y comienza a trabajar con él en la revista "Mujeres odiosas", donde también trabajaba Lina Morgan. El invento se prolongó 3 años y a esa revista siguió otra, hasta que el maestro Cabrera, gran autor, compositor y empresario, le ofreció ser el primer actor de su Compañía de Revistas. Poco después apareció en su vida Matías Colsada, el más importante empresario de revistas del siglo XX. Con él estuvo como primer actor y director casi 14 años, siendo el titular del Teatro La Latina 12 años consecutivos. En el año 80 pasó a trabajar en el género que más le gustaba, la Comedia. Antes de fundar su propia compañía Comedias Cómicas, trabajó en el Español, como queda dicho más arriba. En el 82 debuta en el Teatro Cómico, hoy desaparecido, y en él estuvo, excepto 18 meses en el Teatro Fuencarral, hasta 1991: Don Armando Gresca, Ponte el bigote, Manolo, El tonto es un sabio, Qué solo me dejas... son títulos representativos que todavía resuenan como éxitos. Todo esto, que hoy puede parecer un milagro, no evitó que también hiciera una treintena de películas: La corte del faraón (Concha de plata en San Sebastián), Tú estás loco, Briones, Juana la Loca de vez en cuando. En salas de fiestas, como el desaparecido Lido, o Pasapoga, compatibilizó su trabajo con el teatro. Montones de programas de televisión. Series para la primera como La Revista; o Los Poyatos, para tele 5. En total, más 40 revistas, 12 comedias, giras por toda España. Calcula que más de 10 millones de personas lo han visto. ●Sobre el párrafo anterior, con fecha 4-1-2020, nos escribe Victoria Lusson Caballero y nos dice: Escribo para corregir un error que para mi persona es bastante importante, en el artículo de Quique Camoiras en el apartado " A escena". Cuando habla de sus compañeros de esa última función en la que el maestro se despidió... se hace una mención a una de ellos... Vicky Lusson. Pues bien, se refiere a mí. Soy yo. Y NO soy la hija del cómico Alfonso Lusson, sino de la actriz y supervedette Viky Lusson, con la que Quique hizo pareja artística de revista durante 12 años. Alfonso (mi tío), no pinta nada en la vida de Quique Camoiras. Y desde luego, no es mi padre. No entiendo de donde se sacó esa información... Supongo de la inventiva personal. No sé si será posible pero me encantaría y agradecería mucho que se corrigiera ese dato. Sobre todo por mi madre. Gracias. Un saludo. Con mucho gusto corregimos el error cometido y pedimos nos disculpe. Anunciación Fernández Antón María Anunciación Fernández Antón Volver al SUMARIO

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