lunes, 27 de octubre de 2008

el fit de cádiz

Acabo del volver del FIT y quiero hacer un experimento, a ver si el año que viene me siguen invitando. Estoy segura de que los invitados de jeta, los que llevan yendo desde la época de Margallo, no se imponen ninguna necesidad, ni de escribir, ni de publicar, como yo me las impongo ambas para que luego me traten como a una advenediza, a regañadientes cada vez que pido algo, las entradas a los espectáculos a los que da derecho la invitación al FIT, riñéndome a cada paso cuando son ellos los que se equivocan (otra vez tú, Nunci, que em creo que he vuelto a las monjas, no me pasaba desde entonces, hacerlo todo mal). Mientras que a los parásitos los tratan como a cuerpo de rey, las mejores habitaciones, los primeros a la hora de las entradas (para ellos y sus cónyuges) complicidades con el transporte, abrazos cada vez que se ven. Cuanto más conozco, más veo la trabazón y la connivencia que hay en tod esto: Yo te invito y tú me invitas, yo te llevo y tú me llevas... No he ido a muchos pero puedo presumir de que veré de nuevo las mismas caras adonde quiera que vaya. Los de Murcia estaban allí para llevarse a todos al suyo. Ves el programa y las mismas mesas redondas, las mismas tablas cuadradas presididas por los mismos bustos parlantes que dirán lo mismo que aquí. Invitaban a cualquiera "yo te resuelvo todo menos el viaje", sin plantearse que tuviera algo que ver con el teatro, y el coordinador olía como si se hubiera bebido el frasco de colonia, dos días seguidos.
Lo que ya me indignó fue al enterarme cómo la Pobre Ludovica, que venía desde Venezzia, tuvo que pagarse todo, hasta las comidas, que naad entraba en la convocatoria, mientras estos parásitos perennnes lo tienen todo resuelto, ¿con qué derecho? Intelectuales que creen que el pueblo (ese pueblo que muchas de las veces ni siquiera tiene acceso a la cultura) les tiene que pagar a ellos sus vacas gratis, y se las viene pagando desde hace más de 20 años a ellos y a sus acompañantes, mientras el pueblo se cruje en el paro y se muerde los dedos.
Quiero que me traten como a uno de éstos, a ver si es verdad que te invitan automáticamente hagas lo que hagas una vez que has iniciado la carrera, a ver si así me amargo menos. Si pienso que desde mi habitación húmeda y mi soledad tengo que escribir un reportaje mientras "ellos" runflan en hermosas suites sin ninguna obligación, me abro las venas.
Ahora, ayer a la entrada del Teatro Réplika, como que no había entradas para nadie sino que a mí me la había reservado Socorro por su propia sugerencia cuando me encontró en el FIT, y allí estaban todos los de Cádiz recién llegados los fiteros, que se iban sin saludarme con el rabo entre... yo sonriendo, a qué les pasa, no entendía, una más del fit, la Maritsa de Finlandia con sus tacones que em mira sin verme, hasta que entramos y vi que ni una aguja cabía ya, Mañana sigo, miedo me da.
Como muestra el penúltimo día, viernes fitero: me habían regalado una invi para Costa Rica, Trigal con cuervos, sobre Van Gogh, como no había gustado el día antes a los enchufados les sobraban entradas, y allá voy sabiendo con dolor que me tendré que salir in medias res bien cerquita de la puerta me coloco por no ofender, medio vacía la sala Batillo, una pena pobres chicos y directos que lso conozco. Me salgo en lo mejor sin hacer ni un ruido, y corrocon el tiempo justo para llegar a La Lechera, única obra que yo etnía para hoy no me la iba a perder: Sorpresa! En llegando, no jau nadie y Barranco el productor me dice que no es hasta las 22, una hora más tarde. Incrédula entro en la sala como un mihura corriendo als cortinas y allí dentro los preparativos que no, que es a las 10. Yo dudo de todo, de mí al primera, epro con la entrada en la mano: Hoy es 24, no? Sí señora. Y aquí pone a las 21 horas. Todos comprobaron que sí, impertérritos. Supongo que este fallo puede motivar que se deseche una obra porque no se va a llegar, ya en el momento de seleccionar las que vas a ver. -Pero en el programa pone que a las 10, me aseguran. -Vuelva igualmente dentro de una hora, señora, me dice un argentino guapísimo. El desconcierto, el dolor y la incredulidad me alocan: No, no, qué desastre -mediolloro. El del frasco colonia bebido que me oye y fiel a sus principios de yo te llevo tú me traes yo te invito tú me..., me espeta: Aquí no hay ningún desastre, vale, aquí estamos para ver teatro, aquí de desastre, nada. Es tan pelota que casi em agrede por hacerle la pelota al productor que sin embargo está de acuerdo conmigo y no podrá menos de ver que estos dislates pueden despistar a los espectadores de "su" obra. Luego, a al vista del semivacío de la sala, lo verá claramente sin que yo le diga nada, pero NachoVilar de Murciaescena em repite varias veces, acosándome, que de catástrofe, nada. Huele a "colonia" por la boca y por los poros. A colonia de gintonis. Total, que yo había quedado como una guarra con mis amigos de Costa Rica, la encantadora Ana Clara, para luego encontrarme esta guarrada a mi vez. Alguien debió advertirme de esto, ¿no? ¿Qué organización es ésta que deja circular informaciones contradictorias entre los contenidos del programa y las entradas a los espectáculos sin rectificarlas a tiempo? Por lo visto el runrún lo había advertido, pero la sala estaba semivacía aunque el grupo prometía (luego no dio) y el nombre de Sara Rosemberg estaba enter los agradecimientos: Aspettiamo in Dio! Fui invisible para Pepe, el director, excepto el momento de mi llegada y el de mi partida. Invisible: Aspettiamo in Dio!
Rodrigo García andaba por allí pavoneándose en el comedor al día sgte y último con cara de héroe y rodeado de guardia pretoriana hasta para coger el plato. Los que vieron el espectáculo que una mierda, que quiere escandalizar, algo que si tuviera una mediana lectura-cultura, sabría que es imposible desde el marqués de Sade. Pero tan contento, mientras pague la SECCEX (o algo así, donde está Pablo Eulate).
Total, que le dije a mi jefe recién llegada y dormida "en seco", el domingo por la mañana: ¡Que no voy a escribir nada! -¿Y eso? -Sólo hubo dos obras que em interesaran, y para poner verde a todos los demás, mejor no digo nada. Ya sabes que no aguantan las críticas y para ponérmelos a todos en contra, no tengo fuerzas, ¡que les den por el saco!
Ahora, las dos niñas de Cuba, majísimas, ¡y con más ropa que el baúl de la Piquer! Y la Tía Norica (o la que yo creí el primer año que lo era) más pelirroja y calva y gorda que nunca, pero con poder a lo que se ve para hundir un imperio si se lo propone. Pepe es lo que ella diga. De ahí que los trepas como el mejicano o el sobrino de Almada, la sigan los pedos como falderos sin atreverse ni a saludar.- Como se entere ella, los deshaucia, a saber lo que les promete como lanzamiento: la Cuarta pared tirando por lo bajo.