lunes, 27 de octubre de 2008

el fit de cádiz

Acabo del volver del FIT y quiero hacer un experimento, a ver si el año que viene me siguen invitando. Estoy segura de que los invitados de jeta, los que llevan yendo desde la época de Margallo, no se imponen ninguna necesidad, ni de escribir, ni de publicar, como yo me las impongo ambas para que luego me traten como a una advenediza, a regañadientes cada vez que pido algo, las entradas a los espectáculos a los que da derecho la invitación al FIT, riñéndome a cada paso cuando son ellos los que se equivocan (otra vez tú, Nunci, que em creo que he vuelto a las monjas, no me pasaba desde entonces, hacerlo todo mal). Mientras que a los parásitos los tratan como a cuerpo de rey, las mejores habitaciones, los primeros a la hora de las entradas (para ellos y sus cónyuges) complicidades con el transporte, abrazos cada vez que se ven. Cuanto más conozco, más veo la trabazón y la connivencia que hay en tod esto: Yo te invito y tú me invitas, yo te llevo y tú me llevas... No he ido a muchos pero puedo presumir de que veré de nuevo las mismas caras adonde quiera que vaya. Los de Murcia estaban allí para llevarse a todos al suyo. Ves el programa y las mismas mesas redondas, las mismas tablas cuadradas presididas por los mismos bustos parlantes que dirán lo mismo que aquí. Invitaban a cualquiera "yo te resuelvo todo menos el viaje", sin plantearse que tuviera algo que ver con el teatro, y el coordinador olía como si se hubiera bebido el frasco de colonia, dos días seguidos.
Lo que ya me indignó fue al enterarme cómo la Pobre Ludovica, que venía desde Venezzia, tuvo que pagarse todo, hasta las comidas, que naad entraba en la convocatoria, mientras estos parásitos perennnes lo tienen todo resuelto, ¿con qué derecho? Intelectuales que creen que el pueblo (ese pueblo que muchas de las veces ni siquiera tiene acceso a la cultura) les tiene que pagar a ellos sus vacas gratis, y se las viene pagando desde hace más de 20 años a ellos y a sus acompañantes, mientras el pueblo se cruje en el paro y se muerde los dedos.
Quiero que me traten como a uno de éstos, a ver si es verdad que te invitan automáticamente hagas lo que hagas una vez que has iniciado la carrera, a ver si así me amargo menos. Si pienso que desde mi habitación húmeda y mi soledad tengo que escribir un reportaje mientras "ellos" runflan en hermosas suites sin ninguna obligación, me abro las venas.
Ahora, ayer a la entrada del Teatro Réplika, como que no había entradas para nadie sino que a mí me la había reservado Socorro por su propia sugerencia cuando me encontró en el FIT, y allí estaban todos los de Cádiz recién llegados los fiteros, que se iban sin saludarme con el rabo entre... yo sonriendo, a qué les pasa, no entendía, una más del fit, la Maritsa de Finlandia con sus tacones que em mira sin verme, hasta que entramos y vi que ni una aguja cabía ya, Mañana sigo, miedo me da.
Como muestra el penúltimo día, viernes fitero: me habían regalado una invi para Costa Rica, Trigal con cuervos, sobre Van Gogh, como no había gustado el día antes a los enchufados les sobraban entradas, y allá voy sabiendo con dolor que me tendré que salir in medias res bien cerquita de la puerta me coloco por no ofender, medio vacía la sala Batillo, una pena pobres chicos y directos que lso conozco. Me salgo en lo mejor sin hacer ni un ruido, y corrocon el tiempo justo para llegar a La Lechera, única obra que yo etnía para hoy no me la iba a perder: Sorpresa! En llegando, no jau nadie y Barranco el productor me dice que no es hasta las 22, una hora más tarde. Incrédula entro en la sala como un mihura corriendo als cortinas y allí dentro los preparativos que no, que es a las 10. Yo dudo de todo, de mí al primera, epro con la entrada en la mano: Hoy es 24, no? Sí señora. Y aquí pone a las 21 horas. Todos comprobaron que sí, impertérritos. Supongo que este fallo puede motivar que se deseche una obra porque no se va a llegar, ya en el momento de seleccionar las que vas a ver. -Pero en el programa pone que a las 10, me aseguran. -Vuelva igualmente dentro de una hora, señora, me dice un argentino guapísimo. El desconcierto, el dolor y la incredulidad me alocan: No, no, qué desastre -mediolloro. El del frasco colonia bebido que me oye y fiel a sus principios de yo te llevo tú me traes yo te invito tú me..., me espeta: Aquí no hay ningún desastre, vale, aquí estamos para ver teatro, aquí de desastre, nada. Es tan pelota que casi em agrede por hacerle la pelota al productor que sin embargo está de acuerdo conmigo y no podrá menos de ver que estos dislates pueden despistar a los espectadores de "su" obra. Luego, a al vista del semivacío de la sala, lo verá claramente sin que yo le diga nada, pero NachoVilar de Murciaescena em repite varias veces, acosándome, que de catástrofe, nada. Huele a "colonia" por la boca y por los poros. A colonia de gintonis. Total, que yo había quedado como una guarra con mis amigos de Costa Rica, la encantadora Ana Clara, para luego encontrarme esta guarrada a mi vez. Alguien debió advertirme de esto, ¿no? ¿Qué organización es ésta que deja circular informaciones contradictorias entre los contenidos del programa y las entradas a los espectáculos sin rectificarlas a tiempo? Por lo visto el runrún lo había advertido, pero la sala estaba semivacía aunque el grupo prometía (luego no dio) y el nombre de Sara Rosemberg estaba enter los agradecimientos: Aspettiamo in Dio! Fui invisible para Pepe, el director, excepto el momento de mi llegada y el de mi partida. Invisible: Aspettiamo in Dio!
Rodrigo García andaba por allí pavoneándose en el comedor al día sgte y último con cara de héroe y rodeado de guardia pretoriana hasta para coger el plato. Los que vieron el espectáculo que una mierda, que quiere escandalizar, algo que si tuviera una mediana lectura-cultura, sabría que es imposible desde el marqués de Sade. Pero tan contento, mientras pague la SECCEX (o algo así, donde está Pablo Eulate).
Total, que le dije a mi jefe recién llegada y dormida "en seco", el domingo por la mañana: ¡Que no voy a escribir nada! -¿Y eso? -Sólo hubo dos obras que em interesaran, y para poner verde a todos los demás, mejor no digo nada. Ya sabes que no aguantan las críticas y para ponérmelos a todos en contra, no tengo fuerzas, ¡que les den por el saco!
Ahora, las dos niñas de Cuba, majísimas, ¡y con más ropa que el baúl de la Piquer! Y la Tía Norica (o la que yo creí el primer año que lo era) más pelirroja y calva y gorda que nunca, pero con poder a lo que se ve para hundir un imperio si se lo propone. Pepe es lo que ella diga. De ahí que los trepas como el mejicano o el sobrino de Almada, la sigan los pedos como falderos sin atreverse ni a saludar.- Como se entere ella, los deshaucia, a saber lo que les promete como lanzamiento: la Cuarta pared tirando por lo bajo.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Crisis y recontracrisis

Verdaderamente estamos mal, muy mal: En Matadero, 12'30 de la mañana, calor etufante en la calle, presentación a la prensa de Las Troyanas... ¡Nos cobran la botellita de agua! Menudo recibimiento para lo que nos tienen acostumbrados. Tengo órdenes, dice el camarero todo compungido. Pues con el precio de la botellita me podía yo haber tomado una caña con aperitivo y todo, y llegar reconfortada a la rueda. Como llegué con tiempo, me vi la exp del diseño holandés y ya le pegué unas cuerdas a la alfombra vieja: ¡si será por ideas! Luego se las tuve que quitar, pero me encuentro cada vez más que los zurcidos heroicos de mi madre son el nuevo diseño de los creadores, ya sean holandeses, Custo o Desigual.
Mario Gas dirige a eminencias en la actuación, la traducción es de lujo, 32 personalidades en escena, todo por lo más alto y hay que pagar el agua. El lío entre corifeo y coro (Mario Gas llama corifeo a cada interviniente porque dizque todos hablan por igual de importancia, cada uno por turno, de ahí que todos sean corifeos, o así lo entiendo yo). Pues hay analfabetos en la cosa griega que se expresan de este modo: Mario Gas maneja con soltura el corifeo: como si corifeo fuera sinónimo de coro. Ya veo yo a mis amigas las del corito catedralicio decir que cantan en el corifeo de la catedral. El analfaboide es Ayanz, La Razón, que sin pasar por el teatro se dedica de lleno a la crítica y encima da cursos, pero es buen chaval. Se lo pregunto a Gas y casi se burla: De todo se ha dicho en la viña deñ Seños... Debería decir, según el uso que hace él en la obra, que maneja bien a cada corifeo, pero Mario Gas se parte de todo esto y ante mi pregunta sobre la corrección de tal aserto, de si se confunde o se contradice..., insiste: Se cree que corifeo era una o dos personas que hablaban más (o menos, que de todo ha habido en la viña del señor) y que las demás hablaban menos. Pero yo (y aquí se cabrea reconcentrado) odio un coro, será que lo he sufrido tantas veces, diciendo todos juntos un texto que a nadie interesa ni nadie atiende, sin interés y hasta sin ritmo, así que he repartido el trabajo y hacen todas por igual, de ahí que coro y corifeo vengan a ser lo mismo. Pero, pero eso va a llevar a identificar los dos términos, lo de Ayanz, que hasta al sitio donde el coro canta, en manos de analfabetos, se le va a acabar llamando corifeo. Lo que yo digo, que en manosde analfaboides esa mezcla va a dar pólvora quemada. Con Gas me parto, tiene una mala leche. Pero qué dice Irigoyen, el catedrático eminente de griego allí presente autor de la traducción? Nada. Los intelectuales se callan en presencia dle poder, y el poder aquí es Gas.
Aproveché para saludar a Antonio Valero (Hipólito Roldán en la sobremesa de la 1) que hace de Menelao en Las Troyanas, que viene de Mérida, la cual me la recomendó Carrión en Almada, veré de verla aunque a mí lo de ir de noche hasta Matadero... Valero es encantador, vive aquí al lado en la calle Rosario y sólo tiene 53 años.
Hablando de la pólvora, el día 6 en la inaug de los Juegos Olímpicos, los chinos se lucieron, como ayer se lució la selección de gimnasia masculina y las niñas de gimnasia rítmica, llorando con todas las medallas. Resulta que ellos han inventado la pólvora y no los árabes, además de la brújula, y el papel, y las cometas, y no digamos lo que saben hacer con la ópera, la danza sobre la invención de los pergaminos y los guerreros de terracotta, más la tinta china que dio lugar a su prodigiosa escritura que pasa antes por el arte de dibujar (la caligrafía ya viene después, es lo sagrado).
Me recomienda Tere un libro titulado: Cuando China despierte, que se lo recomendó a ella no sé quién, me parto, pero si es el que tengo yo en la estantería en francés, de Alain Peyrefitte, titulado Quand la Chine s'éveillera... Qué cosas, cómo iba yo a saber cuando lo compré hace casi 40 años que ese libro sería profético. 2500 figurantes para poner todo esto en escena, que los contó Letizzia, la princesa delgada, lo del pergamino fue total, cuando se movían eran una fuerza de la naturaleza, parecían un trigal inmenso meciéndose bajo la brisa de agosto.

Ando mandando emails a ver si todavía encuentro por las buenas quién me lleve a Ciudad Rodrigo y los tíos devuelven los emails por exceso de carga: ¡Pues vaya qué compañías en activo con los correos atascados!... Se ve que vivem de la subvención. Cuando los vea por fin en Civitas en escena, no me lo voy a creer! Me quitan la fe.

martes, 12 de agosto de 2008

Vuelta del pueblo

No se me dio mal esta semana en Sahagún, aunque el empiece fue horrible. Después de que me lanzo a pagar más para ir en Alvia, el bisoño que no sabía cómo se escribía Sahagún ni dón de estaba, me vendió un billete que era duplicado de otro ya vendido y puesto ya un pie en el estribo, con las maletas a cuestas después de pasar más controles que un aforado, carga y descarga las maletas en el detector de metales que la legión de azafatos/as no te echa una mano, me encuentro con mi asiento ¡Ya ocupado! y para arriba a "Vaya a hablar con Atención al cliente y que se lo resuelvan" cuando estaba a punto de despegar el tren de mis sueños y mi madre me esperaba, sin teléfono, en la iglesia. Esto sí que son películas. El vértigo que me invadió es para no contarlo, deberían tener cuidado los renferos de no procuratre estas sensaciones tan cerca de las vías... En esto, subiendo ya por la escalera, cargada otra vez como mula (ellos no te echan una mano, son inflexibles: ¡y vaya de prisita!) me acuerdo de que sale tb para León el malo, el regional que de "express" sólo tiene el nombre y voy a la taquilla como una bala, total en Atención al cliente hay cola: Mire lo que me ha pasado, le digo a bocajarro. -Yo no la puedo ayudar en eso, me dice sincero, lo único que puedo es venderle otro billete para el otro. Y a aello me agarré: Deme y díageme de dónde sale. De la 6, el otro, el caro estaba en la 17. Corre que te corre y me lanzo por la primera puerta que veo abierta. Como digo, estas sensaciones nos las deberían evitar cerca de las vías, blindarlas un poco, no sé, tipo Viaducto acristalado, paar evitar la atracción del abismo en medio del caos. Allí es donde me doy cuenta de que el buen hombre me había dado billete para León, media hora y tres euros más allá de mi destino, más vértigo y a apechugar. Es allí donde veo a una pareja de ancianos, totalmente perdida, con la reserva del Alvia (el mío) que acababan de ser desalojados de este tren barato al que yo me acababa de trepar. Es el Alvia, el nuestro es el... Balbuceaba la mujer, tenemos que buscar el Alvia! ¡Es en la 17!, les grité, indicando con el brazo el camino inverso al que yo acababa de hacer, y no sé si les serviría para algo porque minuto más tarde ya arrancábamos y el Alvia una de las cosas que tiene es que es superpuntual. Consuela que los ancianos pagan como la mitad, porque a mí me jodieron bien 37 euros y pico! Más los 3 del plus a León, que adquirí y no disfruté, alelluia! Mi madre estaba mal cuando llegué, y yo no digamos, cuando ella me vio cómo llegaba y en qué estado dos horas más tarde, excusó contarme las que había pasado.
Ahora bien, sobre la perrea de la seguridad paranoica del detector de metales, los 40 azafatos/as que te tocan el billete con guantes, etc., resulta que sólo es en Madrid. Si un terrorista quiere subirse en Segovia, o en Valladolid, o en Ávila, allá penas, ellos el control lo hacen sólo en Madrid. ¡Serán marranos y absurdos! ¡Sórdidos!
Esta mañana me encuentro con que tengo que reservar ya las entradas para los espectáculos en Ciudad Rodrigo, las reservo todas, y les recuerdo que aún no me han dicho nada de mi alojamiento y estancia allí. Los de Teloncillo me contestan con que salen desde Valladolid, lástima de año que fui desde allí, me tocó hacer noche en la estación con loq ue aquel clochard me susurró en el oído aquellas palabras, y llegué a Civitas en el tren Madrid Lisboa medio fantasmal: yo, el tren y la estación. Todo era pura fantasmagoría.
Voy a ver si de civitas me dicen el email de alguien aquí de Madrid, ya que Agada me contestó un poco estreñido que no actúan hasta el 29.
Mi madre es que cada vez me parece más genial, con 85 años y cómo discurre, lo malo son las ideas negativas que le vienen y que, como siempre, te las vierte para prevenirte. Eso es lo peor, y que "no calla de discurrir por to lo malo", como ella misma dice.
Hablando de vertir, o de verter, lo que me vertió en el oído el clochar de Valladolid era: Yo no quería, yo no quería, susurrándomelo en mi oído mientras yo dormía agotada en la Estación de Valladolid, bajo una luz cenital y rodeada de vagabundos, vigilados todos, ellos y yo, por dos securatas. Yo no quería, yo no quería, me despertó el cosquilleo en mi oído, no reconocía el paisaje, lacara de aquel hombre bajada sobre mí, vertiendo en mi oído semejantes palabras de disculpa: Era una culpa antigua, la misma quizás que había determinado su vida haciendo de él un clochard? Yo no quería, yo no quería, qué había hecho aquel hombre tal vez cuando era un niño y que lo perseguía impidiéndole dormir cuando los demás caíamos? Sorprendido al abrir yo los ojos, se puso a dar vueltas en la misma postura, sin cambira un ápice como quien es sorprendido hablando a solas y disimula canturreando, doblado por la mitad y arrastrando los pies de un lado para otro del cuadrilátero que ocupábamos. Pobre clochard, sea lo que fuera que hiciste, yo te perdono, me tomo ese poder en nombre de lo que te causa esa desazón. Otros las hacen muy gordas y no sienten ningún remordimiento.

viernes, 1 de agosto de 2008

He vuelto de Almada (Portugal)

Parece mentira con las dudas que tenía en mi anterior escrito, sobre mi viaje a Almada, y todas se han disipado, qué digo, ya está publicado el reportaje que me ha costado sudor y lágrimas. Me siento débil ahora que todo acabó, mucho más que durante las noches pasadas en el Hotel Costa de Caparica, 4 estrellas, en el que pasé frío y calor, un destemple en mi espalda y en mi garganta, una angustia de estar lejos pero al mismo tiempo un deseo de ver a todo el personal que se ocupaba de nosotros, y a los cubanos, que era una belleza. Con el miedo que llevaba a lo desconocido y luego todo estaba cuidado por la organización para que no faltara un detalle: La recogida en Sta Apolonia en un coche Renault (firma patrocinadora) por parte de Luis, un estudiante de imagen del que me haría amiga, para llevarme a Costa Caparica, un hotelazo de 4 estrellas, coches y más coches (5 en total incluida la carriña) para llevarnos del hotel a Almada, a comer, a cenar (siempre con bonos del Festival, una comida buenísima) y a los espectáculos y que no nos faltara de nada. También a Lisboa casi cada día.
Ayer fui al médico, me receta vitaminas, pero si yo como como una lima, imposible, qué coño me va a faltar a mí nada, y un análisis. También unas pastillas para estabilizarme la tensión y que no me van a hacer adicta como las de la tensión, me dice. No me he comprado ninguna. Estoy como si me faltara algo en todos los sentidos, un desencuentro con Fran me ha dejado desarbolada esta mañana, lo he llamado capullo todavía en ayunas, ganas de llamarlo de nuevo pero es peor, se lo volvería a llamar porque no me entiendo con él: Me pregunta por el recibo de Movistar que él mismo tiró al suelo en la calle delante de mí, como un chulo barato y desagradecido, en lugar de guardarlo al menos como souvenir por su cumpleaños, así hubiera hecho yo, y ahora me lo pide para reclamar a Movistar porque no lo ve en el saldo el ingreso que le hice. Los que menos tienen son los más chulos y luego se acuerdan de lo que tiraron. No debería ocuparme más de él, pero necesito sus clases de inglés. Es un pobre diablo que friega platos y que sabe inglés, lo que nadie aprecia más que yo, de ahí que le surja al chulería.
También están las dos películas que he visto en francés: Dejad de quererme, la una, y Il y a longtemps que je t'aime, la otra, con unos temas y una música preciosa. La primera es sobre un hombre con cáncer, pero esto no se sabe hasta el final, la peli es su manera tan peculiar de despedirse. La canción Le temps qui reste, por Sergi... es de una belleza... La busco en internet pero no funciona el sonido para aprendérmela. Verdaderamente tengo mentalidad de quinceañera. Para colmo, la pobrecilla del 4 con la hija enferma del tema y la nieta en silla de ruedas, me moja otra vez el salón con el aire acondicionado. Llamo con insistencia y no abre la puerta por miedo a que sean otra vez la hija y la nieta, que habían llamado a mediodía hasta reventar los tímpanos al más plantado. La segunda es lenta, me gustó algo menos pero también, sobre la cárcel, los crímenes, por qué los cometen personas como nosotros, y la canción de fondo À la plus claire fontaine/ .../ Il y a longtemps que je t'aime. Luego conocí a Vinicius, de Guatemala, que al día sgte se lo llevaban a Remar (Valladolid). Por internet veo que no es un verbo sino una instit para salir de la droga: ¡Dios!
Esta mañana presentaban en Conde Kuque a Duke Ellington, el pianista de jazz, que bailará con Lucía Lacarra, pero él no estuvo en la rueda. Ni él ni Roland Petit, que es quien dirige el espectáculo. En cambio, Lucía cómo habla, que para ella Munich es como su casa, Japón tb, y que aprender idiomas es una prolongación del viajar, para entender y ser independiente. Que no tiene tiempo para formar compañía porque es feliz bailando: Cualquiera se mete ahora a formar nada, si le corriges a alguien y le hieres a muerte, te llenas de enemigos en vez de agradecimientos, para volverse loca. Sería entrar en la órbita de la corrección política y eso, no hay tús-tús.
Ah, y lo más gordo, eso a lado de lo cual palidece todo bajo el cielo: En Embajadores, habían matado a un chino, pero ahora en la sobremesa. Habían echado el cierre a una de las tiendas de mayoristas, todas son de chinos, y una mujer había llenado todo de flores como crisantemos blancos de plástico y encendido velas con cuatro letreros en chino y español: Devuélveme a mi hijo/ Ídem a mi marido/ Ídem a mi padre. Muchos chinos de pie contemplaban el encendido, ella de negro, pero por atrás ellos se apartaban a hablar y reían. Un barrendero me l dijo y un ecuatoriano me precisó que había sido ahora mismo,q ue lo estaban dando en la tele. -Pero yo vi el TD y no lo vi. -Ahora, ahora. Esto sí que es vivir cerca de la tragedia.

sábado, 28 de junio de 2008

Atacá y sin dormir

Estoy atacada de los nervios. Contra todo lo esperado, Rodrigo, el organizador del Festival de Almada, me sorprende esta mañana con que estoy invitada. Y el Festival empieza el día 4. Le he dicho que sí, que me diga él qué día pueden ir a buscarme para llevarme a Costa Caparica. Así me dijeron en Cádiz que lo hacían, pero desde octubre no me han dicho nada más y ahora me dice que sí, que cómo lo dudo y que me ponga en camino. ¿En camino a dónde? Yo sólo pienso ir a Lisboa, tal como me dijeron, de lo demás que se ocupen ellos. De momento, así lo dejo. Ayer me llegó la invitación para Castilla y León, La Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo que, menos mal, es a finales de agosto. Ya les contesté inscribiéndome, es una inscripción seria que te hace especificar los días, las dormidas, etc. En Portugal, vivalavirgen, ni inscripción ni nada, que digas tú la vaina.
No he dormido nada porque anoche, cuando volvía de Palace (y esto lo cuento porque es cultural, aquí otra cosa no cabe) a eso de las 3'30 de la madrugada, me encuentro con toda la Plaza ocupada (la de los Moros, la de los Carros, de las dos maneras se llama) por la litrona. Excepto las bolsas y botellas por el suelo, todo era de la mayor civilidad: sentados o de pie, en corrillos o en parejas, aquello era una armonía total. Una verdadera fiesta del intercambio y de la tertulia. De repente, dice un chico: "Hablando del rey de Roma" y todos alerta vemos llegar al mismo tiempo a no menos de 6 motos de policía. La desbandada es inmediata y las botellas, las de refresco, algunas de dos litros mediadas de contenido, allí se quedan, no así las de licor, que siguen a sus dueños desplazándose por las callejas laterales a la plaza. Yo me fui tb por miedo a ser yo capturada como ejemplo, siempre tiene que haber algún tonto útil, pero no tenía sueño y volví. Para colmo en casa, en el piso de al lado, los viernes tb hay tertulia toda la noche, con lo cual. En aquel momento a la plaza llegaba unos titiriteros que lanzaban al aire unas hogazas pilladas en la basura que alguien había desparramado toda antes de pasar yo, muchas hogazas tiradas vi, no sé qué habrá pasado con la previsión del pan, y que empezaron a dar cuenta de los hallazgos: aquí un cartón de morapio, allí media Coca. Antes había pasado un mendigo de los muchísimos que duermen en el pórtico cegado de San Andrés que da a La Paja y había hecho buena provisión de todo lo que tuviera algún grado, de manera que los titiriteros se quedaron con lo de menos precio. Curiosamente un grupo de bebedores tertulianos no se había mivido. Los polis estaban con sus motos al lado de la iglesia, y este grupo, a lado de la fuente, bien visible, tan tranquilos. Por fin los polis se toman su tiempo, suben a las motos y van, las cucarachas locas, poniéndose moradas de todo lo arrojado al suelo en la huida o por los polis, según me contaron unas chicas que allí seguían sentadas en el suelo, esto último es ritual. Van los polis al grupo, descabalgan sus motos y se ponen de charla con los chavales que ni se inmutaron y debían saber muy bien sus derechos porque ni se inmutaron ni se oyó una voz, la policía se fue (supongo que llegaron a un pacto a una promesa de acabar cuanto antes) y ellos siguieron allí lo que creyeron conveniente. Los restos de éstos, que por fin se fueron vía Don Pedro, les vinieron muy bien a los malabaristas. No tenían tabaco y tan desvelada estaba que subí a buscar el que guardo como reliquia. Cosa curiosa, le entrego el paquete a uno de ellos y al poco me viene otro: ¿Usted tenía un paquete, señora? -Ya no, lo di. Creí que estábais juntos. -Ah, perdone. Y no le pidió un cigarro al colega al que yo se lo había entregado. Sí vi no en cambio un mendigo lenguaraz que contaba un chiste tras otro y era conocido del grupo y recibió un cigarro, no el supuesto colega que ni lo pidió. A la drogadicta guapa, cómo tuvo que ser esa mujer de joven, se la llevaron a la fuerza dos (conocidos, habitantes perpetuos de la plaza) a tomar una cerveza, ella quería dormir sobre un banco, estaba agusto, decía, pero la levantaron por la fuerza. Uno era un tipo casado y con hijos que es camarero de profesión. Los titiriteros tenían una guitarra, dos chicas eran preciosas y los chicos parecían universitarios disfrazasos. Ya casi a las 5, llegó un grupo de chicas que sin escrúpulo ninguno, descubrieron a gritos las litronas con algún resto dentro tiradas en el suelo y con júbilo inenarrable las guardaron en una mochila mientras una de ellas exclamaba: Métemelas en la mochila y vamos a mi casa, que tengo yo un congelador divino, hemos hecho el tesoro de la noche. Eran monísimas, vestidas a la última, con una camaradería ideal. ¿Verdad que no hacemos mal, señora? Digo: Al contrario, en la naturaleza la mayor función social la hacen los carroñeros. Después me arrepentí, pero ellas no se lo tomaron a mal, me hubiera ido con ellas de tertulia aunque no me hubiera amorrado a las litronas, no creo. No se puede querer todo. Ellos fueron los que me garantizaron que podía estar tranquila porque eso se repetía cada noche. Los de Selur llegaron, vieron la cosa, hablaron por sus móviles y arrancaron de nuevo hacia otros escenarios. Fueron los que me dijeron se vuelven locas, por las cucarachas. Alguno había abandonado, en su huida, el cigarrillo a punto (despellejado y temblando) para el tema, como los amantes de Pompeya al ser sorprendidos por el volcán.

martes, 24 de junio de 2008

peli de terror idiota y otra de terror al trabajo

La película funny games, juegos divertidos, de Michel Hanecke, muestra una especie de terror que, en dosis menos exageradas que las que muestra la peli, se da en la sociedad de hoy. Cada vez hay más gente, en apariencia completamente normal, que disfruta torturando, humillando sólo pro el arte de hacerlo, haciendo que el otro pierda la compostura y acabe mandando a la mierda toda la educación y los buenos modales que ha atesorado. Porque es un terror absurdo, que no busca nada, sólo humillar, como si fuera fruto de un estilo de vida refinado, en que no hace falta esforzarse para conseguir lo necesario. Entonces, así como aparecen las neurosis, el insomnio, etc., fruto del tiempo libre y de un ocio mal satisfecho, llega este tipo de terror como necesidad de explorar las defensas del otro. Por ejemplo, yo sé que a ti te molesta, que no soportas que yo me toque las narices. Pues lo hago cada vez que quiero provocarte, para que aprendas a no comportarte como un rey. Y un día te ato pillándote por sorpresa y te obligo a que lo hagas tú mismo, y a ver cómo llamas a la policía y demuestras esto. En al peli, un matrimonio y su hijo, que llegan a un lugar idílico de vacaciones, son "invadidos" por dos subnormales, invitados ambos de un matrimonio amigo que vive al lado, los cuales, aprovechando la confianza que les franquea la entrada en la casa, someten a los tres a las mayores vejaciones y maltratos de todo tipo. Luego a ver cómo llamas a la policía y denuncias esto, que no hay quien te crea ni manera de demostrarlo. No acabé de verla porque quería llegar a una demostración de PODOSÁN que me arreglara los pies, con Dérek como estrella, en Serrano 61, gimnasio Reedbock, y llegué, pero era horripilante, se te meten dos subnormales y como en A sanfre fría, pero éstos con los guantes blancos del golf. Otra cosa fue la de la farmacéutica Bienvenido a Farewell-Gutmann, que me recordó muchísimo al método Gronholm, como lucha por acceder a un puesto de trabajo que vuelve rivales a tres hasta ahora amigos sacando toda la mierda a flote y hasta el cuello. La peli me pareció muy hollywoodiense, aunque española, con Colomé de prota.
En el Pº del Prado, glorieta de Neptuno, me doy de bruces con Jesús, que está de imaginaria a ver si pasa, ala inaug de lo que va a ser un gourmet de comida rápida y barata, tb está Concha Guerra, el fotógrafo Javier de la CAM y todos los cocineros que salieron en aquella peli: El pez, el pollo y el cangrejo... Yo me fui pirque vi fatal el colarse, y preferí dirigirme a Castilla La Mancha donde al parecer había una entrega de premios, falso, sólo un libro de poesía. Así que volví, al bigote que me dio el queo (Jesús) no lo vi, pero me metí con toda naturalidad con el nombre de Roncero en los labios. Santo nombre que me abrió todas las puertas, allí dentro todos acaparando comida que dejaban destrozada apenas catarla.

lunes, 23 de junio de 2008

verano y películas

Estoy teniendo suerte con los libros, me enfrasco con un interés que creía olvidado en Verano, de Manuel Rico (Alianza Literaria), y me dejo atrapar por la intriga, pero más que nada por lo bien descritos que están los personajes y los ambientes. Sólo en este orden de cosas se le puede perdonar la cantidad de llamadas a la literatura, con títulos en cursiva y autores con su nombre completo alusivos al verano o a la palabra en sí (Pavesse, Hortelano), lo cual es como un rompimiento de la cuarta pared, un aquí hay un gran lector que os hace guiños a otros lectores tan apasionados como él y contemporáneos, etc., sobre las lecturas que quiere compartir para que entendáis lo que significa para él la palabra verano. Todo ello forma una amalgama narrativa muy bien llevada que resulta apasionante y que llega a excitar la curiosidad hasta el punto de no querer dejarlo para más tarde. Tampoco disminuyó mi interés por el libro el verlo al autor en el I. Cervantes el día que presentó el disco Lebrijano, rebuscando entre las sobras del escaso y desorganizado festín (yo me emborraché de vino tinto a falta de comida) con el mismo traje claro que el día de la presentación en el Hotel La Reina, Gran Vía 22, y el saber por una revista de ese mismo centro que es no sé que cargo del Cervantes. Un branché, que dirían los franceses. Estoy metida ahora hasta las trancas en a ver qué pasa con los "regresados" que llamo yo, esos personajes aparentemente sin historia a los que un anónimo ha puesto a recordar su pasado, pero no me molestan las digresiones, ya digo, sobre el paisaje mallorquín, que conozco, y el de la Sierra madrileña.
No coincido con él en que las fiestas de los pueblos le parecen míticas, hermosas, todos en pandilla a los sones de la orquesta, reunidos gozosamente y encantados de conocerse todos, con todas las generaciones mezclándose, cosa que a mí siempre me parecieron un horror y una tortura. Esas fiestas. Con todo el mundo al acecho a ver qué hace el vecino, o la chica del vecino, si baila o se está parada, si tiene novio o no lo tiene. Como sensación, me vale, pero a mí no me engaña sobre lo que esconde todo eso.
Caos calmo, la peli italiana que vi en el Princesa, tb empieza en un verano con un rescate de dos casi ahogadas por parte de dos hermanos, pero al volver a casa el mayor encuentra a su mujer muerta, lo quele marcará en adelante todo el año. Hay grandes excesos, como la escena de amor imaginaria con la mujer salvada por él, pero en general la película es fabulosa, Nino Moretti creo que se llama el prota, más un montón de apellidos célebres como comparsas.
Lo de la marica de la pubella, exprensión tronchante que capturé anoche, viene a que cada vez hay más gente que rebusca sin ningún pudor entre las basuras, en las papeleras, etc, por la calle Arenal al cierre de los restaurantes. Anoche, tras el partido exitoso para España, mientras la poli debía estar repartiendo estopa en Colón-Recoletos, me paseo por ella y veo a un anciano estirado que parece Drácula, al que conozco de verlo en Palace y que baila muy bien con otra estirada aunque todo el mundo dice que es marica. El compañero dicen que es otro que baila también muy bien pero con otras. ¡Pasa a mi lado mirando dentro de una papelera! Dos hombres que caminan delante de mí con pinta ambos de ídem, uno estilo camionero, otro la fotógrafa de La Colmena, se han vuelto a mirarlo y parecen reconocerlo:
-Ha mirado dentro del cubo, va mirando los cubos!- exclama de los dos el camionero.
-Vaya! ¡La marica de la pubella! -exclama el otro, mucho más malicioso, que parece La fotógrafa. Cuando llegamos al Metro Ópera, se paran y miran uno por uno a todos los hombres jóvenes que desfilan arriba y abajo por las escaleras. Ven que les miro y el camionero me hace una seña de complicidad. Entonces es cuando desde la marquesina del bus, dos jóvenes me hacen señas y me dicen que si quiero entrar a Palace con ellos, que solos no se atreven. Son clarísimamente de ambiente, saladísimos, me hago la tonta y les digo que a mí a esa sesión no me dejan entrar, que hay que cumplir unas condiciones y que te abracen en la puerta unos fornidos, si no, no entras, y a mí me han dicho que no. Se parten de risa, me hacen fotos abrazándonos los tres y se las mandan a otro que está ya dentro: -Mira, que esta señora va a poner una denuncia por malos tyratos de género (y el otro: Que no, que también entran chicas). Bueno, de género no, porque quiere entrar y no la dejan. De lo que sea, pero ella quisre entrar, ¿verdad? Venga, para adentro con nosotros.
Al final acabaron metiéndose para allá, pero los tengo que volver a ver porque eran muy locos y tronchantes ambos. Cuando ya iban hacia la esquina iluminada de los fornidos de Palace, volvió uno, el que menos había hablado, a preguntarme: ¿A ti cómo te gusta que te lo coman? Todo era en un contexto de lo más enloquecido: Cuídate y haces muy bien en entrar, que aquí hay drogas. Y ese abrazo que se dan a la entrada es por algo.

sábado, 21 de junio de 2008

La casa encendida, Terenci y el Kronen

Bajando por la calle Embajadores hacia La casa encendida, todo son detritus. Las diferentes razas que la componen parece que hayan ido poniendo, no ya su granito de arena sino su granito de mierda al paisaje para colaborar a que esta calle principal sea un gran vertedero a cualquier hora del día. Las diferentes razas, chinos sobre todo, y moros, tienen en común que escupen, luego se tumban en los bancos bien de mañana, a vigilar desde allí sus negocios tan panchos, rodeados de toda la mierda, como si tuvieran asumido que ésta garantizara la prosperidad. Es una de las máximas del labrador, que la mierda es prosperidad pero aquí no han venido a labrar la tierra.
Ayer vi por fin, en la Academia, Historias del Kronen, que en su momento despertó gran algarabía y no había tenido ocasión de ver. Curioso que estos niñatos repelentes no supieran todavía lo que era el móvil, y era el año 1995. Usaban el teléfono fijo de sus sufridas e idiotas familias, para sus quedadas, sus pilladas (de coca), etc, su desenfreno estúpido sin épica y sis estética. Después de verla, qué razón tenía Terenci Moix cuando dijo a propósito de la cultura que depende de y pasa por ministerios: "Si se subvencionan mierdas como el Kronen con dinero público, cagada". Eso lo podía decir él porque estaba ya muy enfermo y no esperaba nada de ninguna administración, hoy no se mueve nada si antes no hay tela subvencionadora.
Nancho Novo me gustó más de lo que esperaba, aunque tuvo momentos flojos cuando recitó, enteras y verdaderas, poesías de Lope de Vega, Quevedo y Gustavo Adolfo, que una cosa es aludir a ellas buscando lo crítico e hilarante y otra recitarlas enteras entre pecho y espalda, pues aunque está claro que los clásicos no tienen desperdicio, me pareció una bajada tremenda en el pulso del espectáculo que mostró, sin rubor, lo buen profesor de literatura para cafres que sería Nancho Novo. Me explico: cafres que hayan acudido a oírlo por su propia voluntad y estuvieran incluso dispuestos a pagar por ello, como los que van al Alfil dispuestos a que el espectáculo triunfe aun a costa de axfisiarlo de éxito atronador. Otra cosa es que los cafres, una vez metidos en el contexto de que él fuera su profesor y ellos sus alumnos, y los tuviera que examinar por ello y de ello (la asignatura), tarea ingrata y desagradecida para ambas partes, se dignaran escucharlo, pero si iba como estrella del rock, o de al movida, o de destroyer de cualquier norma o principio sin ir más lejos, les podía hacerse aprender sin rechistar, poemas enteros más los tropos de la Literatura latina, griega y vernácula, y hasta hacerles recitar entera la tabla de multiplicar. Yo he visto contar de uno en uno hasta 10 en el Alfil varias veces, y contestar al cómo están ustedes payasil, a gente que hubiera asesinado a su profesor por la mitad de lo mismo. Gente más sumisa y más idiota que la que se coloca la etiqueta de progre no he visto en mi vida.

viernes, 20 de junio de 2008

Casa de Galicia

En la Casa de Galicia el jueves pasado, día 18 de junio, Luis Yáñez, un empresario gallego nada que ver con el político andaluz, presenta su libro Camino hacia Santiago. Dice que en Sahagún ocurrió lo que es la anécdota más importante del Camino. Allí un joven de 96 años, Julio Corral, lo invitó a visitar su casa y allí vio la más extraordinaria colección de trajes antiguos, más de 400 trajes de ceremonia. Esto lo desconozco totalmente, en Sahagún nadie habla de ello, y sólo ahora en el programa de las fiestas acabo de ver que se anuncia la Casona de San Benito en la calle de los Doctores Bermejo y Calderón, que es la del monasterio, pero sin número. Creo que este complejo, que por mis informes aún no se ha abierto al público, es lo que a Yáñez se le mostró. Yo he tomado café con Julio Corral y ni una palabra de todo esto, son cosas que te sientan mal, enterarte por otros de lo que tú tienes al lado cuando pasas 5 días de aburrimiento olímpico como han sido para mí las fiestas de Sahagún. La próxima vez que vaya, allá le caigo a Don Julio, su hijo Leonor o a quien sea. Lo cierto es, de ser lo que yo creo, que este dominio está en lo que era la huerta del Monasterio benedictino antes de la desamortización de Mendizábal que dejó todo reducido a ruinas y en manos de particulares sin escrúpulos. Se consederaba proscrito y digno de excomunión el que comprara tierras de la iglesia, aquí y en toda Europa, se puede ver en Les Chouans, de Balzac?, en Barbey d?Aurevilly, etc. No sé la antiguedad de los Corral en este tema, si ellos fueron los primeros compradores o no. En todo caso el estigma me lo imagino muy gordo, no me imagino a mi padre, ni entonces ni siglos después, con lo descreído que era, comprando terrenos de la iglesia. Hay una tumba de catalanes en el cementerio a los que jamás vi ni me fueron presentados en Sahagún, no sé si queda por allí alguno de los descendientes allí o fuera, que dicen que fueron de los primeros compradores, cuando nadie compraba por miedo al estigma y a la excomunión, por lo cual debía ser gente "gorda" y de fuera la que se atrevía. Así dicen tb que las ruinas del monasterio de Castellanos y sus fincas pertenecen a señores que están en Madrid. Esa historia es estremecedora, así se perdieron los monasterios y sus bibliotecas, el de Sandoval, allí cerca, se está recuperando a poquito, es enorme para loq ue es ahora el pueblo, para loq ue pueden hacer por él. Un canto a la destrucción de un mundo épico y medieval. Lo cierto es que no es la primera vez que en la Casa de Galicia,. por mor del Camino, se habla de Sahagún, como cuando aquel mozárabe de Toledo dio una conferencia sobre el Camino y habló única y exclusivamente de Alfonso VI, como si estuviera hipnotizado por esta figura grandiosa.

sábado, 7 de junio de 2008

Hoy es sábado y acabo de crear mi blog

Como digo, hoy es sábado 7 de junio y acabo de crear mi blog. Estoy con el libro de Juaristi que llevo a medias, El hilo de las marionetas. Me está gustando aunqnue tal vez la sintaxis sea algo farragosa, con subordinadas explicativas que no tienen fin, más una letra a prueba de ojos garzos, más una ortografía que parece que le dictó el libro a un enemigo. Todo esto no consigue quitarle gracia a la trama y a los personajes, totalmente reconocibles la una y los otros, en este Madrid por el que me paseo a diario. Incluso la prota me recuerda a uan amiga mía que tiene dos pensiones en la calle la Ballesta la uan y en la calle del Barco la otra. Sin las connotaciones siniestras de aquí, claro, otro día os hablaré de la discoteca Palace, que es donde la conocí y donde seguimos viéndonos.
La discoteca Palace me ha quitado a mí muchos sofocos de la menopausia y de los otros. Soy una gran defensora. Antes me daba vergüenza y no decía que iba casi a diario, ahora proclamo con orgullo que soy becaria (no como las de la Casa Blanca, eh) y veo que suscito envidias entre las que no tienen tarjeta free entrance y que bien quisieran ir.
(Voy a probar si esto funciona)