miércoles, 13 de agosto de 2008

Crisis y recontracrisis

Verdaderamente estamos mal, muy mal: En Matadero, 12'30 de la mañana, calor etufante en la calle, presentación a la prensa de Las Troyanas... ¡Nos cobran la botellita de agua! Menudo recibimiento para lo que nos tienen acostumbrados. Tengo órdenes, dice el camarero todo compungido. Pues con el precio de la botellita me podía yo haber tomado una caña con aperitivo y todo, y llegar reconfortada a la rueda. Como llegué con tiempo, me vi la exp del diseño holandés y ya le pegué unas cuerdas a la alfombra vieja: ¡si será por ideas! Luego se las tuve que quitar, pero me encuentro cada vez más que los zurcidos heroicos de mi madre son el nuevo diseño de los creadores, ya sean holandeses, Custo o Desigual.
Mario Gas dirige a eminencias en la actuación, la traducción es de lujo, 32 personalidades en escena, todo por lo más alto y hay que pagar el agua. El lío entre corifeo y coro (Mario Gas llama corifeo a cada interviniente porque dizque todos hablan por igual de importancia, cada uno por turno, de ahí que todos sean corifeos, o así lo entiendo yo). Pues hay analfabetos en la cosa griega que se expresan de este modo: Mario Gas maneja con soltura el corifeo: como si corifeo fuera sinónimo de coro. Ya veo yo a mis amigas las del corito catedralicio decir que cantan en el corifeo de la catedral. El analfaboide es Ayanz, La Razón, que sin pasar por el teatro se dedica de lleno a la crítica y encima da cursos, pero es buen chaval. Se lo pregunto a Gas y casi se burla: De todo se ha dicho en la viña deñ Seños... Debería decir, según el uso que hace él en la obra, que maneja bien a cada corifeo, pero Mario Gas se parte de todo esto y ante mi pregunta sobre la corrección de tal aserto, de si se confunde o se contradice..., insiste: Se cree que corifeo era una o dos personas que hablaban más (o menos, que de todo ha habido en la viña del señor) y que las demás hablaban menos. Pero yo (y aquí se cabrea reconcentrado) odio un coro, será que lo he sufrido tantas veces, diciendo todos juntos un texto que a nadie interesa ni nadie atiende, sin interés y hasta sin ritmo, así que he repartido el trabajo y hacen todas por igual, de ahí que coro y corifeo vengan a ser lo mismo. Pero, pero eso va a llevar a identificar los dos términos, lo de Ayanz, que hasta al sitio donde el coro canta, en manos de analfabetos, se le va a acabar llamando corifeo. Lo que yo digo, que en manosde analfaboides esa mezcla va a dar pólvora quemada. Con Gas me parto, tiene una mala leche. Pero qué dice Irigoyen, el catedrático eminente de griego allí presente autor de la traducción? Nada. Los intelectuales se callan en presencia dle poder, y el poder aquí es Gas.
Aproveché para saludar a Antonio Valero (Hipólito Roldán en la sobremesa de la 1) que hace de Menelao en Las Troyanas, que viene de Mérida, la cual me la recomendó Carrión en Almada, veré de verla aunque a mí lo de ir de noche hasta Matadero... Valero es encantador, vive aquí al lado en la calle Rosario y sólo tiene 53 años.
Hablando de la pólvora, el día 6 en la inaug de los Juegos Olímpicos, los chinos se lucieron, como ayer se lució la selección de gimnasia masculina y las niñas de gimnasia rítmica, llorando con todas las medallas. Resulta que ellos han inventado la pólvora y no los árabes, además de la brújula, y el papel, y las cometas, y no digamos lo que saben hacer con la ópera, la danza sobre la invención de los pergaminos y los guerreros de terracotta, más la tinta china que dio lugar a su prodigiosa escritura que pasa antes por el arte de dibujar (la caligrafía ya viene después, es lo sagrado).
Me recomienda Tere un libro titulado: Cuando China despierte, que se lo recomendó a ella no sé quién, me parto, pero si es el que tengo yo en la estantería en francés, de Alain Peyrefitte, titulado Quand la Chine s'éveillera... Qué cosas, cómo iba yo a saber cuando lo compré hace casi 40 años que ese libro sería profético. 2500 figurantes para poner todo esto en escena, que los contó Letizzia, la princesa delgada, lo del pergamino fue total, cuando se movían eran una fuerza de la naturaleza, parecían un trigal inmenso meciéndose bajo la brisa de agosto.

Ando mandando emails a ver si todavía encuentro por las buenas quién me lleve a Ciudad Rodrigo y los tíos devuelven los emails por exceso de carga: ¡Pues vaya qué compañías en activo con los correos atascados!... Se ve que vivem de la subvención. Cuando los vea por fin en Civitas en escena, no me lo voy a creer! Me quitan la fe.

martes, 12 de agosto de 2008

Vuelta del pueblo

No se me dio mal esta semana en Sahagún, aunque el empiece fue horrible. Después de que me lanzo a pagar más para ir en Alvia, el bisoño que no sabía cómo se escribía Sahagún ni dón de estaba, me vendió un billete que era duplicado de otro ya vendido y puesto ya un pie en el estribo, con las maletas a cuestas después de pasar más controles que un aforado, carga y descarga las maletas en el detector de metales que la legión de azafatos/as no te echa una mano, me encuentro con mi asiento ¡Ya ocupado! y para arriba a "Vaya a hablar con Atención al cliente y que se lo resuelvan" cuando estaba a punto de despegar el tren de mis sueños y mi madre me esperaba, sin teléfono, en la iglesia. Esto sí que son películas. El vértigo que me invadió es para no contarlo, deberían tener cuidado los renferos de no procuratre estas sensaciones tan cerca de las vías... En esto, subiendo ya por la escalera, cargada otra vez como mula (ellos no te echan una mano, son inflexibles: ¡y vaya de prisita!) me acuerdo de que sale tb para León el malo, el regional que de "express" sólo tiene el nombre y voy a la taquilla como una bala, total en Atención al cliente hay cola: Mire lo que me ha pasado, le digo a bocajarro. -Yo no la puedo ayudar en eso, me dice sincero, lo único que puedo es venderle otro billete para el otro. Y a aello me agarré: Deme y díageme de dónde sale. De la 6, el otro, el caro estaba en la 17. Corre que te corre y me lanzo por la primera puerta que veo abierta. Como digo, estas sensaciones nos las deberían evitar cerca de las vías, blindarlas un poco, no sé, tipo Viaducto acristalado, paar evitar la atracción del abismo en medio del caos. Allí es donde me doy cuenta de que el buen hombre me había dado billete para León, media hora y tres euros más allá de mi destino, más vértigo y a apechugar. Es allí donde veo a una pareja de ancianos, totalmente perdida, con la reserva del Alvia (el mío) que acababan de ser desalojados de este tren barato al que yo me acababa de trepar. Es el Alvia, el nuestro es el... Balbuceaba la mujer, tenemos que buscar el Alvia! ¡Es en la 17!, les grité, indicando con el brazo el camino inverso al que yo acababa de hacer, y no sé si les serviría para algo porque minuto más tarde ya arrancábamos y el Alvia una de las cosas que tiene es que es superpuntual. Consuela que los ancianos pagan como la mitad, porque a mí me jodieron bien 37 euros y pico! Más los 3 del plus a León, que adquirí y no disfruté, alelluia! Mi madre estaba mal cuando llegué, y yo no digamos, cuando ella me vio cómo llegaba y en qué estado dos horas más tarde, excusó contarme las que había pasado.
Ahora bien, sobre la perrea de la seguridad paranoica del detector de metales, los 40 azafatos/as que te tocan el billete con guantes, etc., resulta que sólo es en Madrid. Si un terrorista quiere subirse en Segovia, o en Valladolid, o en Ávila, allá penas, ellos el control lo hacen sólo en Madrid. ¡Serán marranos y absurdos! ¡Sórdidos!
Esta mañana me encuentro con que tengo que reservar ya las entradas para los espectáculos en Ciudad Rodrigo, las reservo todas, y les recuerdo que aún no me han dicho nada de mi alojamiento y estancia allí. Los de Teloncillo me contestan con que salen desde Valladolid, lástima de año que fui desde allí, me tocó hacer noche en la estación con loq ue aquel clochard me susurró en el oído aquellas palabras, y llegué a Civitas en el tren Madrid Lisboa medio fantasmal: yo, el tren y la estación. Todo era pura fantasmagoría.
Voy a ver si de civitas me dicen el email de alguien aquí de Madrid, ya que Agada me contestó un poco estreñido que no actúan hasta el 29.
Mi madre es que cada vez me parece más genial, con 85 años y cómo discurre, lo malo son las ideas negativas que le vienen y que, como siempre, te las vierte para prevenirte. Eso es lo peor, y que "no calla de discurrir por to lo malo", como ella misma dice.
Hablando de vertir, o de verter, lo que me vertió en el oído el clochar de Valladolid era: Yo no quería, yo no quería, susurrándomelo en mi oído mientras yo dormía agotada en la Estación de Valladolid, bajo una luz cenital y rodeada de vagabundos, vigilados todos, ellos y yo, por dos securatas. Yo no quería, yo no quería, me despertó el cosquilleo en mi oído, no reconocía el paisaje, lacara de aquel hombre bajada sobre mí, vertiendo en mi oído semejantes palabras de disculpa: Era una culpa antigua, la misma quizás que había determinado su vida haciendo de él un clochard? Yo no quería, yo no quería, qué había hecho aquel hombre tal vez cuando era un niño y que lo perseguía impidiéndole dormir cuando los demás caíamos? Sorprendido al abrir yo los ojos, se puso a dar vueltas en la misma postura, sin cambira un ápice como quien es sorprendido hablando a solas y disimula canturreando, doblado por la mitad y arrastrando los pies de un lado para otro del cuadrilátero que ocupábamos. Pobre clochard, sea lo que fuera que hiciste, yo te perdono, me tomo ese poder en nombre de lo que te causa esa desazón. Otros las hacen muy gordas y no sienten ningún remordimiento.

viernes, 1 de agosto de 2008

He vuelto de Almada (Portugal)

Parece mentira con las dudas que tenía en mi anterior escrito, sobre mi viaje a Almada, y todas se han disipado, qué digo, ya está publicado el reportaje que me ha costado sudor y lágrimas. Me siento débil ahora que todo acabó, mucho más que durante las noches pasadas en el Hotel Costa de Caparica, 4 estrellas, en el que pasé frío y calor, un destemple en mi espalda y en mi garganta, una angustia de estar lejos pero al mismo tiempo un deseo de ver a todo el personal que se ocupaba de nosotros, y a los cubanos, que era una belleza. Con el miedo que llevaba a lo desconocido y luego todo estaba cuidado por la organización para que no faltara un detalle: La recogida en Sta Apolonia en un coche Renault (firma patrocinadora) por parte de Luis, un estudiante de imagen del que me haría amiga, para llevarme a Costa Caparica, un hotelazo de 4 estrellas, coches y más coches (5 en total incluida la carriña) para llevarnos del hotel a Almada, a comer, a cenar (siempre con bonos del Festival, una comida buenísima) y a los espectáculos y que no nos faltara de nada. También a Lisboa casi cada día.
Ayer fui al médico, me receta vitaminas, pero si yo como como una lima, imposible, qué coño me va a faltar a mí nada, y un análisis. También unas pastillas para estabilizarme la tensión y que no me van a hacer adicta como las de la tensión, me dice. No me he comprado ninguna. Estoy como si me faltara algo en todos los sentidos, un desencuentro con Fran me ha dejado desarbolada esta mañana, lo he llamado capullo todavía en ayunas, ganas de llamarlo de nuevo pero es peor, se lo volvería a llamar porque no me entiendo con él: Me pregunta por el recibo de Movistar que él mismo tiró al suelo en la calle delante de mí, como un chulo barato y desagradecido, en lugar de guardarlo al menos como souvenir por su cumpleaños, así hubiera hecho yo, y ahora me lo pide para reclamar a Movistar porque no lo ve en el saldo el ingreso que le hice. Los que menos tienen son los más chulos y luego se acuerdan de lo que tiraron. No debería ocuparme más de él, pero necesito sus clases de inglés. Es un pobre diablo que friega platos y que sabe inglés, lo que nadie aprecia más que yo, de ahí que le surja al chulería.
También están las dos películas que he visto en francés: Dejad de quererme, la una, y Il y a longtemps que je t'aime, la otra, con unos temas y una música preciosa. La primera es sobre un hombre con cáncer, pero esto no se sabe hasta el final, la peli es su manera tan peculiar de despedirse. La canción Le temps qui reste, por Sergi... es de una belleza... La busco en internet pero no funciona el sonido para aprendérmela. Verdaderamente tengo mentalidad de quinceañera. Para colmo, la pobrecilla del 4 con la hija enferma del tema y la nieta en silla de ruedas, me moja otra vez el salón con el aire acondicionado. Llamo con insistencia y no abre la puerta por miedo a que sean otra vez la hija y la nieta, que habían llamado a mediodía hasta reventar los tímpanos al más plantado. La segunda es lenta, me gustó algo menos pero también, sobre la cárcel, los crímenes, por qué los cometen personas como nosotros, y la canción de fondo À la plus claire fontaine/ .../ Il y a longtemps que je t'aime. Luego conocí a Vinicius, de Guatemala, que al día sgte se lo llevaban a Remar (Valladolid). Por internet veo que no es un verbo sino una instit para salir de la droga: ¡Dios!
Esta mañana presentaban en Conde Kuque a Duke Ellington, el pianista de jazz, que bailará con Lucía Lacarra, pero él no estuvo en la rueda. Ni él ni Roland Petit, que es quien dirige el espectáculo. En cambio, Lucía cómo habla, que para ella Munich es como su casa, Japón tb, y que aprender idiomas es una prolongación del viajar, para entender y ser independiente. Que no tiene tiempo para formar compañía porque es feliz bailando: Cualquiera se mete ahora a formar nada, si le corriges a alguien y le hieres a muerte, te llenas de enemigos en vez de agradecimientos, para volverse loca. Sería entrar en la órbita de la corrección política y eso, no hay tús-tús.
Ah, y lo más gordo, eso a lado de lo cual palidece todo bajo el cielo: En Embajadores, habían matado a un chino, pero ahora en la sobremesa. Habían echado el cierre a una de las tiendas de mayoristas, todas son de chinos, y una mujer había llenado todo de flores como crisantemos blancos de plástico y encendido velas con cuatro letreros en chino y español: Devuélveme a mi hijo/ Ídem a mi marido/ Ídem a mi padre. Muchos chinos de pie contemplaban el encendido, ella de negro, pero por atrás ellos se apartaban a hablar y reían. Un barrendero me l dijo y un ecuatoriano me precisó que había sido ahora mismo,q ue lo estaban dando en la tele. -Pero yo vi el TD y no lo vi. -Ahora, ahora. Esto sí que es vivir cerca de la tragedia.