viernes, 1 de agosto de 2008

He vuelto de Almada (Portugal)

Parece mentira con las dudas que tenía en mi anterior escrito, sobre mi viaje a Almada, y todas se han disipado, qué digo, ya está publicado el reportaje que me ha costado sudor y lágrimas. Me siento débil ahora que todo acabó, mucho más que durante las noches pasadas en el Hotel Costa de Caparica, 4 estrellas, en el que pasé frío y calor, un destemple en mi espalda y en mi garganta, una angustia de estar lejos pero al mismo tiempo un deseo de ver a todo el personal que se ocupaba de nosotros, y a los cubanos, que era una belleza. Con el miedo que llevaba a lo desconocido y luego todo estaba cuidado por la organización para que no faltara un detalle: La recogida en Sta Apolonia en un coche Renault (firma patrocinadora) por parte de Luis, un estudiante de imagen del que me haría amiga, para llevarme a Costa Caparica, un hotelazo de 4 estrellas, coches y más coches (5 en total incluida la carriña) para llevarnos del hotel a Almada, a comer, a cenar (siempre con bonos del Festival, una comida buenísima) y a los espectáculos y que no nos faltara de nada. También a Lisboa casi cada día.
Ayer fui al médico, me receta vitaminas, pero si yo como como una lima, imposible, qué coño me va a faltar a mí nada, y un análisis. También unas pastillas para estabilizarme la tensión y que no me van a hacer adicta como las de la tensión, me dice. No me he comprado ninguna. Estoy como si me faltara algo en todos los sentidos, un desencuentro con Fran me ha dejado desarbolada esta mañana, lo he llamado capullo todavía en ayunas, ganas de llamarlo de nuevo pero es peor, se lo volvería a llamar porque no me entiendo con él: Me pregunta por el recibo de Movistar que él mismo tiró al suelo en la calle delante de mí, como un chulo barato y desagradecido, en lugar de guardarlo al menos como souvenir por su cumpleaños, así hubiera hecho yo, y ahora me lo pide para reclamar a Movistar porque no lo ve en el saldo el ingreso que le hice. Los que menos tienen son los más chulos y luego se acuerdan de lo que tiraron. No debería ocuparme más de él, pero necesito sus clases de inglés. Es un pobre diablo que friega platos y que sabe inglés, lo que nadie aprecia más que yo, de ahí que le surja al chulería.
También están las dos películas que he visto en francés: Dejad de quererme, la una, y Il y a longtemps que je t'aime, la otra, con unos temas y una música preciosa. La primera es sobre un hombre con cáncer, pero esto no se sabe hasta el final, la peli es su manera tan peculiar de despedirse. La canción Le temps qui reste, por Sergi... es de una belleza... La busco en internet pero no funciona el sonido para aprendérmela. Verdaderamente tengo mentalidad de quinceañera. Para colmo, la pobrecilla del 4 con la hija enferma del tema y la nieta en silla de ruedas, me moja otra vez el salón con el aire acondicionado. Llamo con insistencia y no abre la puerta por miedo a que sean otra vez la hija y la nieta, que habían llamado a mediodía hasta reventar los tímpanos al más plantado. La segunda es lenta, me gustó algo menos pero también, sobre la cárcel, los crímenes, por qué los cometen personas como nosotros, y la canción de fondo À la plus claire fontaine/ .../ Il y a longtemps que je t'aime. Luego conocí a Vinicius, de Guatemala, que al día sgte se lo llevaban a Remar (Valladolid). Por internet veo que no es un verbo sino una instit para salir de la droga: ¡Dios!
Esta mañana presentaban en Conde Kuque a Duke Ellington, el pianista de jazz, que bailará con Lucía Lacarra, pero él no estuvo en la rueda. Ni él ni Roland Petit, que es quien dirige el espectáculo. En cambio, Lucía cómo habla, que para ella Munich es como su casa, Japón tb, y que aprender idiomas es una prolongación del viajar, para entender y ser independiente. Que no tiene tiempo para formar compañía porque es feliz bailando: Cualquiera se mete ahora a formar nada, si le corriges a alguien y le hieres a muerte, te llenas de enemigos en vez de agradecimientos, para volverse loca. Sería entrar en la órbita de la corrección política y eso, no hay tús-tús.
Ah, y lo más gordo, eso a lado de lo cual palidece todo bajo el cielo: En Embajadores, habían matado a un chino, pero ahora en la sobremesa. Habían echado el cierre a una de las tiendas de mayoristas, todas son de chinos, y una mujer había llenado todo de flores como crisantemos blancos de plástico y encendido velas con cuatro letreros en chino y español: Devuélveme a mi hijo/ Ídem a mi marido/ Ídem a mi padre. Muchos chinos de pie contemplaban el encendido, ella de negro, pero por atrás ellos se apartaban a hablar y reían. Un barrendero me l dijo y un ecuatoriano me precisó que había sido ahora mismo,q ue lo estaban dando en la tele. -Pero yo vi el TD y no lo vi. -Ahora, ahora. Esto sí que es vivir cerca de la tragedia.

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