domingo, 5 de marzo de 2023

La Bardem, nada menos

LA BARDEM. NADA MENOS QUE TODA UNA AUTOBIOGRAFÍA La Bardem. Memorias. Plaza y Janés, abril 2005. 22 euros. Desconfío de entrada de los muy famosos. Pienso, casi siempre con razón, que todo ello puede deberse a una operación de marketing. Tampoco soy propensa a reírles las gracias ni a formar parte de su comparsa de admiradores porque ya son demasiados los que se dedican a eso. Por ello tardé en decidirme a leer este libro de memorias que se titula "Bardem", en letras muy grandes, y que lleva delante un "La" pequeñito, tan escondido que apenas se ve: La Bardem. Como NOTICIAS TEATRALES es una publicación que va dirigida a los 5 continentes, tengo que aclarar que el apellido Bardem da título a toda una raza de famosos actores españoles, cada vez más famosos y más grandes puesto que su fama se extiende gracias al más pequeño de ellos a todo el mundo globalizado, y que preside ahora mismo la matriarca, Pilar, autora del libro y persona de quien toman apellido sus hijos, de los cuales el coautor, Carlos, es el primero en edad. De todo esto me he enterado muy bien al leer el libro, que me he leído entero, repito, a pesar de su gordura, ¡y que no lo presto! Porque todos mis recelos contra el famoseo se disiparon en cuanto le hinqué el diente a este libro gordo, voluminoso, abriéndolo al azar "por mital medio", que es como mejor se sujeta un libro entre las sábanas, una noche de insomnio e inmediatamente vi que estaba muy bien escrito, con un estilo fluido y potente, ausente por completo de repeticiones, pero por encima de todo divertidísimo. Tanto que me dormí riéndome a carcajadas esa primera noche, lo que me hizo mucho bien. Después vendrían otras en que casi me hizo llorar y tendría que cerrarlo para no acabar haciéndolo, pero no muchas más noches ya que acabó ocupándome también los días desbancando así a todas mis otras devociones lectoras. Hay en él retratos, como el de Umbral, eficaces con sólo dos pinceladas definidoras de un carácter; el de Espartaco Santoni; el de Nieva, de quien tiene recuerdos entrañables y por el que guarda una admiración sin fisuras desde que la dirigió en La carroza de plomo candente y gracias al cual conoció al Nóbel Vicente Aleixandre, el poeta; de Jaime Salom, "extraordinario oculista que invierte todo lo que gana en estrenar sus obras de teatro"; de Adolfo Marsillach, quien la dirigió en Las Arrecogías del Beaterio de Santa María Egipciaca, de José Martín Recuerda, y en Silencio se rueda, para la TV de Pilar Miró; de Fernando Fernán Gómez, un genio de hombre, un verdadero extraterrestre que, además de dirigirla en la serie El Pícaro, para TV, descubrió como actor a Javierito, un niño a la sazón; de su hermano Juan, difícil y controvertida la relación entre hermanos; de Alfonso Lusón, Zori y Santos, que le dieron trabajo en sus cafés teatros; el de todos los compañeros de profesión con los que compartió rodaje o escenario, vivencias y roces múltiples: Helga Liné, Teresa Vico, Laly Soldevilla, Juanjo Menéndez, Lola Flores, Tina Sáinz, Julia Trujillo, Rosa Valenty, María Luisa Ponte, Fernando Delgado, Charo López, Damián y Paco Rabal, Asunción Balaguer, Analía Gadé, María Asquerino, Concha Velasco, Paco Marsó, Marieta Dúrcal, Juan Diego, Jesús Puente, Agustín González... De sus amores, siempre azarosos y contados de manera mágica, con actores que también son hoy devociones mías y que salen reforzados al verlos en este libro. Repasa así la actriz sus experiencias en cine y en teatro, en la televisión y en la pasarela, famosa o no, solvente o suplicante, compartiendo y compatibilizando hasta cuatro trabajos a la vez, sin tiempo para dormir y siempre a verlas venir en cuanto a los dineros. De la lucha sindical, a la que ningún agobio la hizo renunciar. Y cómo no, los avatares de toda su familia, niños, padres, marido y criadas, heroicas algunas de éstas, como las de Galdós, que no sólo eran capaces de no cobrar sino que aportaban el fruto de otros trabajos al escaso peculio familiar porque consideraban a aquélla su verdadera familia. Todo está contado con una gran naturalidad, pero no se engañen, nada de desaliños del lenguaje ni faltas ni pecas que requieran comprensión para pasar adelante sino muy bien pensado todo y muy en limpio. Es como si Pilar Bardem recordara para sí misma y su hijo Carlos fuera mero transcriptor y eliminador de muletillas del habla, por la falta de concesiones al lagrimeo y una especie de distanciamiento que impide el regodearse, ni con lo bueno ni con lo malo. No sé cuál fue la división de tareas, pero hay una conjunción extraordinaria entre los dos y está escrito a la manera de una novela picaresca, en que los acontecimientos más serios, incluso los más dramáticos, se revisten de un humor cáustico y tremendista, pero sin una sola concesión a la frivolidad ni un solo guiño al lector, cuya complicidad se supone que se pide desde estas páginas de memorias. Es el libro de alguien que se lo pasa muy bien contando y que, salvo rarísimos segundos, no generaliza ni sermonea. Uno de los encantos del libro es que se detiene precisamente en los detalles ínfimos, aquellos que los clásicos llamaron primores de lo vulgar, y lo hace de una forma magistral, hablando sólo lo necesario y dándonos sin embargo todo un fresco de situaciones que a la manera galdosiana, sitúan ante nosotros la ya lejana postguerra y las gentes que la poblaron, ya sea en Madrid, Las Palmas, o en cualesquiera otras ciudades españolas. Es divertidísimo el viaje en tren, a la edad de 18 años, al encuentro de su novio, donde fue casi violada por uno de sus guardianes custodios. Con emoción creciente leí sobre la muerte de su madre, tan inesperada y viniendo de tan lejos, como un mazazo surrealista cuando era la del padre, más mayor, la que se anunciaba. La muerte del primer Javier, la de la primera Pilar, la lucha contra la miseria y la enfermedad, el encuentro con las buenas gentes (siempre aparece algún ángel protector, lo que justifica un cierto providencialismo en el relato aun viniendo de alguien que no se confiesa creyente). Emocionante, emocionante y emocionante. Emocionante y muy divertido. Apasionante es la palabra que mejor lo define y si no, no estaría yo aquí hablando de él. Sorprende en las fotos ver siempre a esta mujer rodeada sólo de sus hijos, a cualquier edad, y de sus hijos y de su nieto a edad más avanzada. Es como una foto de las que se hubiera recortado una figura, falta algo y ese algo llama la atención, porque por muy modernos que seamos, la cosa es llamativa. Cuenta, en efecto, Pilar, cómo se casó enamorada y jovencísima y cómo se fue desmoronando todo en torno al amor, asfixiándolo, al tener que hacer ella frente, casi en solitario, a las responsabilidades del hogar y la crianza de los hijos. Sin embargo lo cuenta desde las consecuencias en la vida cotidiana de todos ellos de aquel comportamiento, nunca juzga al padre ante los hijos. Llegó un momento en que odiaba los libros porque todo el dinero se iba en ellos, cuando en casa faltaba lo más elemental, y así el encanto de los irresponsables contrasta con el drama que originan en torno. La falta de dinero hace que el otro se vuelva villano y práctico, lo cual es injusto para todos, los niños lo primero, al estar escindidos en el amor. Por eso pienso que tal vez la causa de este libro sea también el explicar a sus hijos el porqué de esa ausencia en las fotos, para que entiendan que no fue ella la causante de la misma. Tiene razones para ser una gran actriz Pilar Bardem, puesto que ha vivido mucho y así lo confiesa. Y sobre todas las cosas, es muy de agradecer ese grito valiente e irrenunciable, sean cuales sean las circunstancias y los peligros a que se expone, ese grito de "¡Delante de mí no se humilla a ningún ser humano!", algo que viene muy a cuento en esta sociedad tan cobarde, cada vez más, que tenemos. Anunciación Fernández Antón María Anunciación Fernández Antó

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