lunes, 29 de noviembre de 2010

Mi comentario de Mácbeth

TEATRO DE FONDO: MACBETH O NADA
¡Hay que ver lo que hay que ver! Uno alucina en colores viendo cómoavanza la historia y cómo ha avanzado Valladolid: Las brujas deMacbeth, aquellos 3 seres infectos salidos de las entrañas de latierra que hacían avanzar la trama en un torbellino infernal y queolían a menstruo que tiraban para atrás, ahora son 3 efebos. Y LadyMacbeth, aquella seductora impenitente capaz de verter en el oído delmarido pusilánime las más audaces insidias y los más lascivossuspiros, ahora es un hombre pequeño, calvo y bibliotecario. Estamosen una cárcel donde el escueto atrezzo escenográfico es de hierro, unartefacto multifuncional y multidisciplinar a pesar de su formainalterable, y en él los personajes se turnan en el manejo del poder.Entran y salen de él, trepan por él, se relacionan a su través.Es igual: Las palabras de Shakespeare suenan con la misma o mayorfuerza que siempre y no la merman ni los más torpes aderezos ni lafalta de ellos. Al contrario, parece que ese despojarlas de las galasvoluptuosas con que las ha revestido el teatro y sobre todo el cine, ycon las que ya las vemos en nuestra imaginación, inexorablemente lesdotara de una mayor contundencia, de un empuje que corta larespiración.Los tres seres infectos enviados del Averno no son ya tan importantescomo en un estadio primitivo del teatro lo eran, entonces lo erantodo; su aparición y reaparición no son de tanta fuerza dramática comoantaño. Se han desgastado y, por ello, son ahora los personajesprincipales (Banquo, el propio Macbeth y su señor bibliotecario) losque, habiendo asimilado su discurso, lo miman y comentan haciendoellos mismos de coro.Hay en esto un desplazamiento que no sé si Borges perdonaría, pero queresulta sumamente eficaz, pues el espectador moderno no se dejaimpresionar por coros ni gaitas (los tiene a diario en la terapiaocupacional) y necesita que lo atormenten de otra forma. Luego estáLady Macbeth que, bajo su nueva apariencia, igualmente sinuosa yfirme, impone de veras: son las nuevas formas del engaño, advierte elespectador actual, ajeno ya a todo platonismo. Es como si fuera unMácbeth de la Edad de Hierro y a la vez grafitti postmoderno. UnMacbeth Hitita pero con remordimientos, pues sólo éstos rompen elguión más actual de la tragedia y eso quizás es lo más escandalosopara el espectador de hoy. Pero, ojo, que el programa de mano noaporta ni una sola letra sobre sus intenciones, estilos, etc. Sólo danombres, escuetos y lirondos, más esa corona que lo mismo es de hierroque de McDonald. Te dejan libre y huérfano para opinar y estrellarte.Macbeth, de W. ShakespeareCía:TeatroDefondoReparto: Javier Manzanero, Pablo Huetos, Juan Carlos Castillejo, AlexBrull, Humberto Orozco, Viçenc Miralles, Guillermo Villalba, PedroSantosIluminación, Vestuario, Escenografía, Música, Espacio sonoro,Producción, etc: Teatro de fondo (Castilla y León), I Piau(Castilla-La Mancha) y Perigallo (Murcia)Espacio: Sala Fernando de Rojas del CBA (Madrid)Fecha: 28 de nov 2010

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