martes, 23 de noviembre de 2010

Entre lobos; My father my lord:

Española, con Juan José Ballesta y el niño Manuel, buenísima, puro perfume poético exhalado de una historai real, dura, de postguerra y de madrastras: Niño qu ees entregado para librarse de una boca y paar pagar uan deuda de cabras. En Sierra Morena, bella: A las cabras no las entenderé en la vida, dice Sancho Gracia, uno de los más conmovedores personajes de su vida. A alguien de prensa se le dice por tel. "Tu sitio está en al première, no en una rueda", y se comprende: A Carlos Bardem, del reparto se le inetrpela pro dos veces: Vas a ser tío, cómo te sientes? -Por favor... -Es cierto que tú has dicho que los periodistas somos terroristas.- Estamos presentando Entre lobos. Ayer Almirante, rusa, divina por el mar y la nieve, terrible pro la revolución.
My father my lord, nueva ola israelí: Tiene la limpieza y la fuerza de una parábola, dice el NY TIme.
Uncle Boonmie, de Thailandia, alucinante, sobre la transmigración, aunque hay que atar cabos de cosas sueltas, difusas.
El Almirante tiene los entimientos de Luis pero no renuncia a ellos; ella tiene el mismo amor que yo, sufre el mismo deslumbramiento por el oficial, capaz de dejarlo todo y arriesgar la vida. Acaba como la revolución: como el orto. La alegría de la venganza de los que han esatdo abajo acatando órdenes, poder escupirle a un oficial a la cara, eran una casta privilegiada. Y lo que llama la atención es la sinceridad de los sentimientos que no se paran anet ningún código: ni de la familia ni del honor. Llega el amor y se expresa, aunque se esté casado y aunque se esté en boca de todos. Todo lo altera y todo se va al carajo. La casta de los héroes aquí no es así: el amor a escondidas; los tópicos sociales, a la cara.
Es curioso: me ha bastado con escribir Almiranet en vez de Almirante para que toda la grandeza se me cayera al suelo.

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