lunes, 22 de noviembre de 2010

Mis muelas, ay

Cada vez entiendo más a mi padre, a mi madre, a mi pobre abuela cuando me veo sin dientes. Mi abuela, con lo lista que era, fue a caer en manos de una de mis tías, mi madrina, casada con un ser cruel y sarcástico, un enfermo, bien mirado. Un chulo asturiano que la traía loca y era el que mandaba en la casa, todo era poco para él y mi tía arrambló con todo lo de mi abuela que no pudo ya arrepentirse de sus errores, sólo desesperarse y morir. Mi abuela había caído con ellos por sus veleidades de moderna, mujer de pueblo que no quiere volver a él: Le gustaban las comodidades y los halagos de la capital, el asfalto, las pastelerías y los taxis y fueron a por ella en taxi, al pueblo, era invierno, ella vio el taxi y enloqueció. Alocó. Saltó a él, me llevan en taxi.
Al día siguiente, ya habían vaciado su cuenta corriente y habían eliminado el nombre de mi madre de entre los tituares. Caro taxi le salió, mi madre la pudo cuidar bien en el pueblo, ella alocó por la ciudad, cuando la pudimos ver deliraba, el asturiano ordenó: Sal de ahí, Choni, todo tabaco y bronquios, ya nada se podía hacer pero la llevo clavada en el alma en aquella cama de aquella habitación en sombras del invierno de León pidiendo morir. Yo tenía una vida perra en Madrid de maestra, sin dinero ni amores y ni moverme podía por nadie si es ahora...
Estaba allí encerrada, acostada yo diría que a la fuerza, pidiendo morir mientras los demás hablaban de ella en el salón. Pero ella lo había querido y no había marcha atrás, nada de enmendar el error, sólo quería morir. Ahora mi tía está en una residencia, su hijo no puede ocuparse de ella, tampoco tiene dientes, como yo.
Me veo haciendo los mismos gestos que mi padre, empujando un "raigón" con la punta de la lengua. Mi madre es la más atrevida y resistente que se atreve a hablar y a comer sin ellos, sólo se los pone para ir a misa y cuando hay visita. Ha conseguido hacerse respetar sin dientes y sobre todo, ha sabido hacerse querer por su fortaleza y su generosidad. A mi madre la defiendo yo, acordándome precisamente no de sus méritos sino de lo que no supe hacer con mi padre, la compasión que no supe tener hacia él. (Eran otros tiempos, ahora puedo antes no pude compadecerme de nadie, no tenía tiempo ni dinero.) Sin embargo, todos nos queremos parecer a él y no a ella, la sufridora, que ha demsotrado ser muy resistente y hasta desafiante. No aceptaba el acercamiento, era duro, se había criado con una nodriza, todo fue muy bueno y fácil hasta que se llenó de hijos. Todos contra él. Nadie recibía bastante, como que no nos hubiera dado la vida, y la salud, y la belleza, y la astucia para ganarnos la. Yo misma, que le di frecuentes alegrías, me enfrenté a él muchas veces sintiéndome autosuficiente, exigiéndole. Pero tranquila, ya lo dice M. Duglas en Wall Street: "Los padres somos el instrumento en el que los hijos afilan los dientes."
Me he sorprendido haciendo el gesto de un pobre gato, uno de aquellos hambrientos que lanzábamos a patadas por todo lo alto, eran de goma: El pobre bicho estaba mellado y alargaba la encía inferior estirando el cuello como una fiera. Cuando me empezaron a sacar a mí las muelas de abajo, yo lanzaba así la mandíbula inferior hacia a delante, sacando los colmillos de la boca, como aquel pobre gato que se hacía merecedor así de las patadas, por fiera. Mi padre a veces hacía también ese gesto, y mi madre es capaz de empujar la dentadura fuera cuando siente la presión de la mandíbula. Un horror que sumo ahora como mío, que sumo a los ya míos, el de mi especie y mi estirpe, como de mi naturaleza sometida aunque salvaje.

He pedido presupuesto a otro dentista, un genio me decían, que me prometió hacerlo encontrando la idea muy atractiva al principio, cuando se lo pedí. Hoy tenía cita y ni me ha recibido, no ha tenido cojones y ha mandado a la secretaria a decirme en un "despachín chino" que "el doctor no le va a hacer este trabajo, la estuvimos llamando (claro, para que no fuera y librarse de mí más limpiamente), dice que es un trabajo muy complicado y él no se lo va a hacer." ¿Puede un dentista hacer esto? He vuelto con la mía como el hijo pródigo.

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