sábado, 21 de febrero de 2009

Caché

A la espera del pase de la peli MR73, hablamos (yo y el de Correo Farmacéutico) de Daniel Auteiul, el actor francés que, haga lo que haga, haga el papel que haga, es garantía de algo bueno, dan ganas de verlo porque merecerá la pena. Pero la copia no ha llegado aún por razones misteriosas, son cosas que pasan hoy en día y que nadie entiende excepto yo. El pobre chico de prensa (supongo que fatal pagado y sin contrato, y si me apuras hasta sin desayunar) llama desde su móvil: Me dicen que no saben nada, así que si os parece vemos Broken ahora y luego cuando llegue si llega, vemos MR73 a las 12. Así fue. Yo no me asusto de que, allí donde han quedado de mandártela, no sepan nada. Estoy acostumbrada a ver y oír negar la realidad.
Daniel Auteuil fue tb en su día el prota de Caché, de Hannekke, un film sobre la culpa y la redención, una cosa esta última que, al menos en el film, no se produce, no al menos tal como nosotros la entendemos. Un "pecado" del prota cometido durante su infancia, una trastada aparentemente sin trascendencia (acusa al hijo de una familia argelina que trabaja en casa de sus padres de cortarle la cabeza a un pollo con un hacha, lo que hace él mismo, y el chico es llevado a un internado) reaparecerá en su vida cuando más olvidado lo tenía. El prota, un presentador televisivo de éxito, se siente perseguido y observado, grabadoincluso). En su puesto de trabajo recibe la visita del hijo de aquel niño argelino, un atleta que ahora es entrenador de natación en la piscina a la que acude nada menos que el hijo de Auteuil, un niño pequeño. Un día lo sigue y es así como en el extrarradio de París da con el piso barato y semiderruido, sito en uno de esos HLM donde se hacinan los emigrantes, y allí está, de amo de casa, haciéndole los honores de su miseria, aquel niño al que hizo desterrar al acusarlo de la muerte del pollo "egorgé". El hombre va a preparar la comida para su hijo, por si quiere quedarse, lo invita. El hombre es la viva imagen de la depre y el abandono. Allí mismo el hombre se degüella ante él, como en un sacrificio ritual, a la manera en que se degüella a los corderos ("egorgés") para poder ser comidos según el rito islámico. La peli viene a mostrar que los años no borran lo mal hecho y que el tema no está tanto en poder escapar de la ley como en librarse de la ley moral, que sigue juzgándonos dentro de nosotros mismos más allá del paso del tiempo y de los sufrimientos que nos pueda causar el paso a la edad adulta. El qu ecrea que la vida ya es bastante infierno y que ello nos va a librar de merecer otro, se equivoca. Tal vez la fidelidad del argelino a la familia farncesa, su servidumbre, tengan esta culminación en el sacrificio ritual como diciendo: También pago por ti, vete tranquilo. Una manera de cerrar el ciclo.
Esto me lleva a pensar en la Comunidad de la que soy presidente, donde la calumnia no causa el menor malestar a los que la ejecutan. Es como un deporte. Forman una camarilla en torno al que manda en la puerta y desde allí difunden toda la porquería que se les ocurre sobre mí, cubriéndose unos a otros y dispuestos a negarlo todo si fuera preciso. Alguien se está dedicando a romper todo, elementos comunes del portal e incluso individuales como los buzones, a fin de que se me acuse a mí, puesto que hay un antecedente: En el año 2005 fui acusada por mi particular torturadora del piso superior, escoltada por "el dueño de la puerta" que, sin embargo, aseguraba haber estado de vacaciones, igual que yo misma, de haberle arrancado de cuajo el buzón. Casi me mata con él en la mano, delante del que manda en la puerta que decía no estar viendo ni oyendo nada: Yo para usted no veo nada. Ahora pretende(n) que me mate otra vez.
Lo más curioso, y esto lo pensé después, es cómo después de... ya va para cuatro años, los de otro piso del patio, que me están acechando las 24 horas del día de manera que tengo que ir al cuarto de baño hasta con pasamontañas, y que no salen nunca de vacas, sabiendo que yo no había estado aquellos días, se mantuvieron mudos ante aquella gravísima acusación que llenó todos los rincones de la casa. Otros (los buenos) se encogieron de hombros, pero los malos tb lo son los que sabiendo que no, dejaron que prosperara la calumnia. Es como para pensar que lo habían hecho ellos. Y desde luego, son los mismos que lo han hecho ahora. ¿Qué por qué me acusaba a mí mi torturadora de arriba? Diz que por venganza: Me destruyó completa en el año 2000, me inundó más levemente en otras muchas ocasiones... A todo el que ha intervenido en la reconstrucción y reparación de los siniestros y se pone a su alcance, le dice que he sido yo la que lo ha hecho todo (inundaciones, atascos de su retrete, etc.) que estoy loca, como que el repetir esto acabara por hacer que el agua fluye de abajo a arriba. A diario, tengo los balcones condenados de "meaos de perro", más no se puede. De ahí ella decide que yo me tenía que vengar. Diz que por eso y, claro está, azuzada por el que manda en la puerta, de otra forma ya se habría cansado, hasta de hacer daño se cansa uno.
Y la cosa ha arreciado desde que soy presidente, no sé cómo lo consintieron en la Junta,tuvo que haber una fuerza muy grande para contrarrestarlos, a mí me hicieron una gran faena. Para colmo, hice devolver un dinero a finales del 2005, que alguien se había quedado, pasando el cargo del importe a la Comunidad. ¿Quién se lo había quedado? El administrador lo devolvió, pero el que había llevado la gestión del siniestro en mi casa y de las obras del ático, que fueron las que lo originaron, fue el que manda en la puerta. Y en la casa. Y en la escalera, y en todo. Con lo cual es de pensar que se lo repartieron de común acuerdo, por eso me costó 9 meses de insistencia la devolución, que fue enrevesada, hasta qu eme presenté allí con un escrito que exigí me sellaran y fecharan. No había más remedio ante los oídos sordos de 9 meses! Y cómo me apoyaron las empleadas de Agefisa! Él negándome el pan y la sal y ellas dándome todas las fotocopias y sellos como que estuvieran a la vuelta de la cuestión y hasta las narices de dar la cara por él. Fue glorioso, aunqu eme costó el zarandeo de la señora del dueño de las obras, que se creyó acusada cuando yo simplemente pedí que se devolviera ese dinero indebidamente cobrado a la Comunidad. La pobre-rica, fuera de sí, me decía que ellos sí habían pagado y hasta es posible que así fuera, se lo habían quedado otros. Sin embargo, con los días, me seguía zarandeando a mí y llevándose bien con ellos, los ellos, hasta que un día me la encuentro, debidamente encizañada por lso ellos y respaldada por él (el que manda en la puerta), impidiéndome la entrada a la casa, a mi casa, a mi portal y a mi piso, donde tb mandaba él hasta que le quité las llaves. Tuve que denunciar: Desde que le cogió el gusto, la pobre mujer, era su diversión, y él detrás divirtiéndose de lo lindo. Denuncié en mayo de 2007, un brote muy fuerte que le dio por la cizaña ingerida que me quería arrncar la cabeza. Luego la única "testiga" (l aúnica que se apró, los demás desfilaron) me dijo que no y me tuve que ir a retirar la denuncia. El propio cobarde Fernando de la tienda Calcuta donde yo lo compraba todo, oyó los gritos y no salió. No me extraña que esté en la ruina, por pusilánime, y a punto estuve yo de proporcionarle sine die el crédito que le negaba el banco, menos mal que me di cuenta y di marcha atrás.
No se puede negar que el que manda en la puerta es un hábil propagandista. Y no ceja. Pero todo esto viene de mucho más atrás.
El tema entronca con algo que ocurre en la peli MR 71, donde resulta que la jefa de la Comisaría es una mujer, pero el que manda es un hombre, el que reparte dádivas robadas a los muertos y destruye pruebas, el que castiga con su hombrís, su chulo del ella que no puede librarse, que la golpea y la besa ella lo necesita para pasar el tiempo, es una mujer muerta, es la jefa que no manda, que no interviene, que no puede. Yo soy la presidente pero no mando, manda el que manda, el que ha mandado siempre, el que reaprte las calumnis y recibe las propinas y hasta tiene la llave del buzón donde está escrito PRESIDENTE.
En Gran Torino, Clint Eastwood se llama Kovalski, es un militar retirado que tiene que lidiar con una banda de chinos hmong que se empeñan en someter a una familia china, tb hmong, que se le resiste. Clint Eastwood, que está enfermo y sabe su final, se hace matar por la banda ante testigos, única forma de que los detengan y poder proteger a la familia a la que, a pesar de su repugnancia inicial por los chinos que "han ocupado su barrio", ha tomado bajo su protección. Y cosa curiosa en MR73 el poli malo chulo y mafioso se llama Kovalski, que es como se llamaba Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo de Tennesee Williams, el polaco Kovalski. Debe ser un apelkiudo con mucha fortuna. En MR73 Daniel Auteuil se inmola con una pistola de esta marca, ya en desuso en la poli francesa, como en desuso está él como depurado del cuerpo, después de aplicar su propia justicia sobre criminales convictos y confesos que se burlan de la ley a la que consiguen acogerse. Se los carga uno por uno y después mata a su mujer (vegetal por uno de estos tipos) y se mata a sí mismo. En la carta que escribe a la jefa impotente: Ha llegado el momento de que vaya a "unirme a los míos", perdóname por lo de mañana, se aprece a Antígona cuando decide bajar a la tumba frente a la opinión de todos los que la quieren salvar.

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