martes, 4 de abril de 2017

Últimos días en La Habana, el 7 de abril. Grandiosa y sin esconder miserias.

 Para mí la película definitiva sobre Cuba. Dos personajes que son las dos caras de la misma moneda. El uno, incapaz de expresarse, sufre por lo suyo y lo del amigo. El amigo, incapaz de callar aunque por la boca muera el pez, antes morir que pecar (o viceversa): "Sólo quiero ver unos genitales en tres dimensiones y después morir", será el mejor regalo de cumpleaños.
Es una película durísima, realista pero con el punto de poesía necesario para levantarse de la miseria y mirar a la desesperanza más absoluta, reír y llorar.  Y in prisa muestra ese friso de situaciones dramáticas cotidianas, esas neurosis y sobre todo esas caras: "detente bien y no las olvides nunca, hermano, sólo te tienen a ti"




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