viernes, 31 de mayo de 2013

Las sesiones: Un trabajo, el de terapeuta sexual, que si no existe, habría que inventarlo

¿Existe en realidad ese oficio?, me pregunto y pregunto en serio, totalmente en serio. Si a alguien se le ha ocurrido y funciona tan bien, debe de existir o habría que inventarlo.
Las sesiones es una película humanísima, bellísima, cuyo título se debe a las sesiones que un chico  que vive en una camilla atado a un pulmón artificial pasa con una terapeuta sexual que el Hospital pone a su disposición y que paga no sé si él o su seguro. Pero pagar, paga. Y aunque a primera vista alguien pueda parecer que es una prostituta, porque "estar" con alguien es su oficio y cobra por ello, nada más lejos. Se trata de un oficio que debería existir por ser absolutamente necesario y benéfico.
Y no sólo para los discapacitados físicos sino para los discapacitados en general para el sexo, la relación, el contacto físico. Las diferencias entre una terapeuta sexual (papel que interpreta Hellen Hunt) y una prostituta son grandes, pero la principal es que la terapeuta no desea que te enganches a ella sino que, llegado el momento, puedas buscarte la vida por tu cuenta. Ambas cobran, pero así como el éxito de una prostituta es fidelizar a un cliente, a la terapeuta el éxito le llega cuando el cliente se siente capacitado para actuar y conseguir por su cuenta un partenaire sexual. Aquí parece que además, el paciente se enamora de Hellen Hunt, algo que parece necesario al principio para ilusionarse, a pesar de que sabe que ella está casada, lo que no le impedirá más tarde, y en un corto período de tiempo porque no dispone de mucho, enamorar a otras mujeres. Este discapacitado tiene así, en un tiempo muy breve, una vida amorosa que ya quisieran muchos con todas sus partes en perfecto estado, pero en ello, además de sus ganas de salir adelante, juegan un gran papel los tutores, una sociedad abierta que posibilita este oficio de terapeuta sexual y, por supuesto, el que hayan puesto en el papel a Hellen Hunt, la mujer pájaro. El discapacitado se llamaba Mark O'Brian, puesto que la película se inspira en hechos reales, interpretado por John Hawkes y dirigios todos por el director Ben Lewin. 
 
 
 
 

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