viernes, 24 de mayo de 2013

La pescadilla de Darwin que se muerde la cola

Oigo esta mañana en la cocina, en una emisora que regala hora de rock sin interrupciones, que han expulsado del equipo de beisbol a un chico, chaval, niño, porque lo hacía excesivamente bien. Increíble porque parece un chiste, pero si yo dijera las veces que he oído esta expresión "Es demasiado bueno, quítalo" a lo largo de mi vida, nadie me creería. Lo hablaba yo el otro día con Maud, mi amiga de la Alliance, una persona cultísima y no me sé su nivel de estudios pero no importa, lo es: Maud, es que la excelencia suscita recelos mientras que la mediocridad cosecha aplausos y parabienes. No me entendía a pesar de su buen español: La excelenSia SuScita... subrayaba las palabras... Sí Maud, si quieres que te admitan en una sociedad, la que sea, coros y danzas, gastronómica, coral... guárdate mucho de mostrar que sabes algo. De lo contrario, irán a por ti, mejor vete de ignorante para caer bien, por lo menos al principio... -Pero así no hay progreso -concluyó ella, toda cartesianismo francés-. -Voilà, querida Maud.
¡Pues no me tiró a mí una maestra, allá en la escuela, que casi cae en la estufa, una redacción a la cara bajo la acusación de haber copiado! Era sobre Aníbal y Escipión: Aníbal, que desde pequeñito había jurado odio eterno a Roma... Luego esta misma maestra fue quien me ayudó a conseguir la beca, debió de reaccionar. Pero hoy en día sólo hemos ido para atrás, no destaques que irán a por ti, calladito y buena letra. En los cursos del doctorado, un profesor preguntó por El Jarama. Doctorado, repito. Sólo un marroquí se atrevió a insinuar con voz tenue: Es un río, ¿no? También los profesores castigan y marginan al que siempre se sabe las cosas, se le manda callar con cierta lógica porque quieren que participe todo el mundo, pero de ahí a estigmatizarlo para que no vuelva a abrir las fauces, sólo hay un paso y es lo que se da hoy.

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