miércoles, 17 de agosto de 2011

Tiranosaurio y el toro Ratón

Gracias a los buenos oficios de Alejandro Muñoz y su oficina (cuánto trabajan algunos a pesar de su aspecto nonchalance) vimos esta mañana una de las películas llamadas "perlas" que van a concurrir en San Sebastián en dicha sección: Tiranosaurio, una película que recuerda mucho a las de Ken Loach por los ambientes ingleses que recrea (modernos pero invertebrados, sin verdadera comunicación) y las pinceladas con las que retrata a la juventud con sus inquietudes (paro, dinero mal conseguido, fuerza bruta, aburrimiento y deseo de venganza). Pero ésta tiene una estética y una fuerza narrativa (elipsis que sólo se explicitan en tu cabeza) que te deja boquiabierto. rajado de arriba a abajo. No son los personajes habituales, no, ni sus soluciones tampoco son las habituales. Lo que para alguien normal sería una gloria (encontrar a alguien a quien querer y que te quiera), para el protagonista (Mulan, qué gran actor) es el infierno: no soporta la convivencia. Respira aliviado cuando descubre lo que ella (la que le ha salvado, y a la que ama, grandísima actriz) ha hecho y que la llevará a la cárcel, esto le dará tiempo... ¿para qué? El director, Paddy Comidine? es actor consagrado en pelis como Blitz y Cinderella man. Las dos las he visto, voy a ver quién es. Desde luego, para ser su primer largometraje, es genial.
El toro Ratón va a ser retirado de los carteles por haber matado ya a tres corredores. Este toro va a pagar así con la vida su valentía, qué culpa tendrá él de que se le pongan delante, ha matado ya a tres en diferentes encierros, y qué, ellos saben a lo que se arriesgan. Pues bien, la corrección política y soplagaitera va a exigir que se suprima a este toro, único y consecuente, de Sueca natural por más señas, de los carteles. Si cae su caché, que ahora está en lo más alto pero que bajará inexorablemente al no haber contratos, será sacrificado sin piedad, para carne, por no rentable. Hay que joderse, eh, sacrificar a un valiente toro con tanto miserable cobarde por ahí suelto. Ya que hablamos de Sueca, hoy un camión de mudanzas Suecia-España exhibía delante del Tribunal de Justicia, en la Calle Génova, un maravilloso toro negro con la luna pintada por montera. Esos suecos no tienen complejos como nosotros los españoles ante nuestros símbolos. ¿No somos ya un país solar? Pues el que quiera morir delante de un toro, en Sueca o en Xátiva, borracho o cuerdo, tiene derecho a hacerlo. Sin que por ello se condene al toro, que está en su naturaleza salvaje, y en sus genes mientras no se los cambién, el deseo (y el deber) de morir matando.

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