lunes, 1 de agosto de 2011

El origen del planeta de los simios Fox

Me ha recordado la novela Los artistas de la memoria, cuyo autor, un profesor univ., deja todo para cuidar a su madre con alz.. Se estudia el alzheimer en chimpancés que resultan ser más inteligentes, más sensibles y por supuesto, más poderosos. Se apela a los sentimientos para llamar la atención sobre la experimentación con animales, esa mirada humana, Dios, qué cosas permites, capaz de tomar afectos (attachements) que luego no les son tenidos en cuenta por los humanos. Se trata a los viejos como improcedentes, no se les puede tener en casa, en cambio con el chimpancé, se lleva de vicio y el viejo mejora. La solución para estas pobres bestias de experimentos (y para el anciano, añadiría yo, aunque muere en un hospital porque su sistema inmunológico no soporta en tramamiento alz 112 que sí funciona en los genes del chimpancé: César heredó la inmunidad de su madre) es el bosque, pero, ¿podrán sobrevivir allí con sus traumas? El futuro siempre es duda, pero Entre tanto, habrán tenido su momento de gloria al liberarse. Cómo disfruta uno viéndolos romper con todo, aquellas veladas en la granja en que se escapaban de noche al patio para tener sus asambleas, viendo que César no se quiere ir con su dueño piorque prefiere estar con los suyos que se van a morir sin él (sólo se tienen unos a otros como espectáculo tras los barrotes, en la granja, como los niños chinos del orfanato terrible), qué disfrute viéndolos llegar por aire como un ejército aéreo (tiene mucho de King Kong y de Alguien voló...) y arramblar con todo: con los laboratorios, las oficinas donde pensaban amasar los millones de la patente (uno negro es el dueño), todo patas arriba y todo el puente de Brooklyn de cómplice y de escenario de sus saltos liberadores. Cómo disfruté, oprimida yo, en este corsé de la educación y de la corrección política en que no caben las quejas, con este ejército de liberación chimpancé. No le cuentes a nadie problemas, que sale corriendo. Pues vais a tener que atender, aunque no tengáis tiempo para mí, es lo que parecen decir estas pobres bestias, los chimpancés. Y lo que he tenido que decir yo alguna vez.

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