jueves, 18 de agosto de 2011

Mañana de París en Madrid y Las acacias

Hoy ha amanecido nublado y lloviznando. Una bendición para este Madrid reseco y siempre cabreado (menos los peregrinos, que cantan sin parar esperando a Benedictus qui venit hodie). Muchos días amanece así París en verano, con una ráfaga de lluvia suave que ilumina el día para los restos con esa luz tan bella. Así tienen ellos esos parquecillos tan cuidados, como acabados de pintar con pincel. Sin necesidad de ir al jardín de Luxemburgo, uno se encuentra un jardín en cada manzana de casas del Centro y cerca de cualquier monumento o espacio público importante, te sale al encuentro por doquier en París uno de esos parquecillos encantadores, recoletos, llenos de historia monacal y dedicación, esmerada encomienda en conservarlos. Por todo París, al lado de monumentos e iglesias (Saint Germain des Près, Saint Eustache, Saint Sulpice, la Tour de Saint Jacques), a cada paso tienes estos parques diminutos en los que te puedes recrear, sentarte un rato a descansar, comer y relajarte sin que se te ocurra tirar nada al suelo, ni muchísimo menos hacer una pintada, pues el ambiente da y pide el máximo respeto en estos sitios. Yo diría que son lugares sagrados para el descanso y la meditación, tal es la sensación que te inspiran. Nadie levanta allí la voz, son la quietud y la calma vividas plenamente en medio del tráfico de la gran ciudad. Ahora bien, a las 8 de la tarde en punto, se cierran con llave. La mairie de París así lo dispone y alguien de su parte, creo recordar uniformado con blusa azul, va echando a todo el mundo, es la hora, es la hora. Y esto se obedece sin rechistar. Mendigos, vagabundos, tertulianos y turistas allí sentados, recogen sus peretnencias y a otra cosa mariposa pero fuera de allí. Y al día siguiente, vuelta a empezar.
Todo el mundo puede entrar, pero a las 8 en punto, ni un gorrión humano en este árbol. Nada que ver con lo que pasa en nuestro Madrid, donde precisamente los sitios más bellos rezuman escremento y abandono: nada de apalancarse en un banco y decir este banco es mío porque me cago yo en él para hacerlo mío, y me echo a dormir en él y pongo mis cosas en él y hago de él mi casa para los restos llenandolo de basura y oprobio a fin de que nadie más se acerque a él ni a mí.
Las Acacias es otra de las perlas que van a ir a San Sebastián, pero ésta en la sección Horizontes Latinos. Transcurre entre Paraguay y Argentina, muy auténtica aunque pueda parecer algo lenta. El ritmo respeta el tempo de los personajes, muy logrados. Se puede dormir uno y cuando vuelve todo está igual, sí, pero el paisaje se ha transformado, interior y exteriormente.
Benedicto llega hoy a Madrid y antes lo han precedido, ya desde el domingo que yo sepa, muchos peregrinos que caminan por las calles en grupos bajo una llamativa bandera o a su aire, que llenan las calles y plazas cantando y bailando, que comen comida rápida aunque no tengan prisa ninguna sentados en el suelo de cualquier parte. Calles, plazas, aceras, bordillos, terrazas, bancos, pero sobre tod el suelo, esa santo en esto días si nos atenemos a las cruces que llevan encima estos devotos. Tengo la suerte de vivir en el centro y no me pierdo el espectáculo de romería continua que lo invade, qué gran organización. Ayer, sin embargo, un grupo sentado en la terraza de La Muralla, exhibía aunque muy poco una pantalla que decía: Papa okupa y pederasta. Qué patada en la mismísima acogida de la acogedora España. Y todavía hay quien aplaude esto, aunque no más fuese por estética, Piti... Please
Sobre pederastia discutíamos esta mañana en Palafox antes de la peli: Ellos, que los curas: Yo, por llevar la contraria, que donde más se da es en las familias. Ellos, que los tíos y primos mayores. Yo, que los modernismos de bañarse juntos y en pelota padres e hijos, que yo nunca me bañé en pelota con mi padre en la bañera (no la teníamos). Ellos, que es la falta de afecto en los curas lo que les empuja a. Yo, que conozco a personas con sus necesidades afectivas y sexuales resueltas y que, sin embargo, no pueden resistir la atracción de los adolescentes. Que tienes delante El jardín de las delicias. Ellos, que el papa va y los cambia de sitio. Yo, que claro, para alejarlos del motivo de su afección. ¿qué queréis, que los ponga a hervir a 180 grados? Ellos, que los obispos pagan indemnizaciones para evitar juicios. Yo, que no las pagaría, que ahí está la base de todas las demandas, ahí tienes lo que le pasó con Mikel Jackson porque había dinero por medio.
Quedé como una cretina integral contra todos. Pero es que lo veo así. Y además, me basta con ver que atacan a alguien, para ponerme de su lado, tal es mi empatía con los atacados sin pruebas y mi horror a las generalizaciones.

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