martes, 26 de octubre de 2010

che, clara montes, vinos kosher

La peli Che un hombre nuevo me ha conmovido. Es larga y rollo pero es una investigación seria que no deja nada fuera. Cuánto amor, qué familia maravillosa dejó en Córdoba (Argentina), el niño con asma que luego sería el gerrillero más famoso. Lo dejó todo siempre para irse a la guerrilla, con un espíritu misionero. ¿Dónde está la traición? Sólo EEUU y MOnje de Bolivia, aparecen como traidores. Le dolían los oprimidos como a mí, aunque yo cada vez me deulo más de mí misma. Pero yo amo la vida, mi vida llena de dolores la amo, no quiero que me la quiten los envidiosos, no quiero destacar. A la gente hay que presentarle siempre una queja, paar que no se fije en ti, convertirse en persona non grata es menos peligroso que la admiración. Clara Monets, ayer, canta a Víctor jara, Te recuerdo Amanda, y hoy ha salido Vietnam del Sur, al qe tb canta jara, con los horribles sufrimientos del pueblo a manos de los soldados americanos: bayonetazos, bofetadas, patadas en la ingle, el pueblo como carne desprecaida a la que ahy qeu machacar porque nunca es bastanet siempre se pueden levantar. No puedo soportar eso, prefiero que me peguen a mí. Eduardo Bazo es el dir de escenografía de Clara Montes, que grabó el disco en Gijón T. Jovellanos. Simpático el tío, catering de la propia oficina de Clara, que se lo monta por su cuenta y se arriesga. Lo de la tarde sorpresón total: Llego C Riojano esperando el final de una charla sobre la Lengua, cata de vinos Kosher: Bodega Riojana Castillo maravilloso donde se fabrican por Elvi Wines y sus rabinos sin que el vinatero riojano pueda tocar nada en ese proceso de aptitud kosher. Peñín como maestro de cere, me admiten, ¿por qué? Al lado de vinateros y entendidos, degusté un tempranillo Matí y un crianza Hazenda Maravillosos y ya degustados y decantados y olfateados, tortilla divina como de la abuela, papas rellenas divinas de la muerte, champiñones rellenos maravillosos, queso que no caté porque estaba duro a la vista, tempura de trigeuros, la gloria. Había rabinos con su casquete negro encima de las guedejas rojas. Yo, que sólo quería consolarme con un vino cuando hacia allá me dirigía, me encontré con este paraíso, creía estar en el limbo o en el Parnaso de las buenas maneras y de la acogida de calidad. Mis dientes duelen como hombres, pero yo amo mi vida, ¿Cómo no amarla? Si es maravillosa.

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