jueves, 12 de marzo de 2009

el séptimo cielo

El séptimo cielo es uan peli alemana que trata el sexo en la tercera edad, y el amor, de una manera encantadora y muy realista. No rechaza el desnudo y sin embargo, no hay morbo hacia cuerpos devastados. Está ahora en los kioskos el cartel con los dso viejos desnudos (sólo de la mitad arriba, en la peli desnudos del todo) y satisfechos de haberse conocido. Hay drama, hay tragedia, nada pasa sin consecuencias. Tb vi una, alemana tb, sobre la Baader Meinhoff, bellísima de imágenes alucinantes que trata a los terroristas como místicos sanguinarios, lo que recuerda la secta de los Asesinos (esta semana oí decir que los ismailitas, sucesores de aquéllos, son los únicos pacifistas del convulso Afganistán, y que son los otros, los talibanes y los no sé qué, los que suben cada poco a quemarles 100 escuelas porque escolarizan a las niñas junto a los niños, sí fue un motero en CasaAsia, que presentó un recorrido en moto por Asia) es decir, supeditando todo a la revolución contra el sistema (los hijos, el sexo, etc.) pero sin renunciar a todo ello cuando se puede, sus misteriosas muertes en prisión y la fascinación que causaban en la juventud (un mito, dice Bruno Ganz, el comisario que quiere acabar con ellos) y hasta en los viejos, para quienes suponían un idealismo al que ellos habían renunciado para vivir. Todavía se estrenó ayer The visitor cuando ya hace un mes qu eme impactó, la historia de este jubilado viudo que todo lo tiene y cuando encuentra su casa ocupada (su segunda vivienda, en realidad), se enamora literalmente de una historia y decide dejarlo todo para resolverla. El prota, tb profesor universitario, trabaja tb en una de terror doméstico malísima, de desdoblamientos inverosímiles que no convenció.
25 kilates es catalanaa, y en ella trabaja el mismo que en La silla, que discurría en las calles terribles del San Adriá dominado por las tres torres de la central. Me ha dado ganas de conducir. Del cine del buen cine siempre salgo con un espíritu de elevación aunque sea el de perderle el miedo a conducir. Que si un amigo necesita que le ayude a dar un golpe (banco, joyería, herencia...) no se vea frustrado porque yo. No le tenga yo que decir que no sé conducir. Que tengo el carnet desde hace cien años pero sin usar.
Todavía vi otra maravillosa en el Palafox, pero maldita sea, soy incapaz de recordar. Sí, sí era en francés, de Sophie Marceau, un grupo de mujeres que desde Londres, en 1944, preparan una operación "a muerte" contra los nazis que ocupaban Francia. París es el escenario final donde se desarrolla el duelo, que culminó con éxito, el hospital para invidentes Duroc y el Hotel Regina los interiores, y el malo malísimo, que está como un queso, es el coronel Heinrich, que se ha olido el desembarco de Normandía, impensable porque, por lo visto, no había puertos y construyeron uno flotante. El tío vivía en una suite del Regine y se trasladaba de ella a la sala de torturas con una naturalidad como sus movimientos de cabeza.
La rueda era en el Intercontinental. De allí pasé al CBA a la present del libro Jesús Neira (Espe, Bibi, la señora del héroe que va para diputada) y por momentos, oyéndoles hablar a todos por turno, me parecía que hablaban del mismísimo Jesús de Nazareth. Hay una faceta desconocida de la vida de Jesús... Un gran sufrimiento que tuvo que superar con fuerza y una gran valentía

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