jueves, 15 de octubre de 2015

Slow West, me encantó por la atmósfera de sequedad bíblica: Rueda lo mismito que una maldición...

Un chaval vaga por el desierto en busca de alguien sin saber los peligros que le acechan. De entre ellos, el menor es que el roben: la vida no vale nada y eso se encargará de recordárselo el tutor que le sale, Michael Fassbender, al que pierde de vista y vuelve a encontrar en contadas ocasiones. Por si era poco, le siguen varios grupos con la esperanza de que él les lleve hasta alguien, su padre, yo qué sé, que está metido en deudas o algo más. Es un paisaje seco y soleado como el de La Biblia. O como el de El Padre cuando fue a buscar a América a su única hija viva.
Unos desiertos bíblicos donde milagrosamente la vida se obstina en perdurar.

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