miércoles, 13 de enero de 2016

Bodas de sangre, lectura parcial

Lectura parcial de Bodas de sangre en el Instituto Cervantes

Por   /   13/01/2016  /   Comentarios desactivados en Lectura parcial de Bodas de sangre en el Instituto Cervantes   /  Editar artículo
La película La novia, basada en la obra de teatro de Federico García Lorca, Bodas de sangre, ha conseguido 12 nominaciones a los Premios Goya y 9 nominaciones a los Premios Feroz. También se da la circunstancia de que en este año de 2016 se cumplen los 80 años de la muerte del poeta en Granada. Con este doble motivo, el Instituto Cervantes (Alcala 49, Madrid), en colaboración con la distribuidora de la película, Betta Pictures, organizó una lectura parcial del texto de Bodas de Sangre.
El acto tuvo lugar el pasado martes dia 12 de enero a las 19 horas y en él participaron los actores y actrices del elenco de la película: Inma Cuesta, Asier Etxeandía, Luisa Gavasa, Consuelo Trujillo, Ana Fernández, Leticia Dólera, María Alfonsa Rosso, Manuela Vellés, y algunos más: Hiba Abouk, Elena Furiase, Marta Hazas, Lucía Jiménez, Marta Larralde, Ruth Gabriel, Mariola Fuentes.
Presentaron el acto Beatriz Hernanz Angulo, en representación del Instituto Cervantes, quien afirmó que “Cervantes en el siglo de Oro y Lorca en el siglo XX son los mayores representantes de sus respectivos siglos”, tanto por su obra como por su trayectoria vital (esto último lo digo yo); siguió con la palabra Laura García-Lorca, sobrina del poeta, quien agradeció el honor de presidir la Lectura parcial y alabó la película La novia como fiel reflejo de la poética lorquiana; por fin tomó la palabra la directora de La novia, Paula Ortiz, quien puso de relieve el potencial dramático de cada palabra del texto lorquiano, lo que había hecho “muy fácil” llevarla a la pantalla.
Luego ella misma fue llamando uno por uno a los actores y actrices que leerían el texto en una lectura dramatizada (bueno, “algo dramatizada” rió, “muy poco dramatizada”, porque ese día mismo lo habían tenido por primera vez en las manos y “no hemos ensayado nada, va a ser pura improvisación”).
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Por fin se puso en marcha la lectura y, como en cada escena las actrices variaban, resultaron varias las novias llenas de presagios y antecedentes trágicos (Elena Furiase, Lucía Jiménez) antes de llegar a la definitiva y cinematográfica (Inma Cuesta), y varias las madres terribles del novio (María Alfonsa Grosso, Marta Hazas) hasta llegar a la definitiva de la película (Luisa Gavasa), lo que hacía doblemente atractivo el texto porque entre todas sumaban una figura de novia mucho más terrible aún que la lorquiana. Leonardo, en cambio, el raptor irresistible y nocturno de la novia, siempre fue leído por Asier Etxeandía, quien lo representa en la película y fuera de ella guardándose los pensamientos para sí, muy parco en palabras y en gestos.
Por lo demás y como era de esperar, el texto lorquiano de Bodas de sangre reúne en sí tanta belleza trágica y tanta fuerza telúrica, que sólo leído ya da miedo: “Mi hijo tiene y vale” “Pues mi hija también tiene y vale”, y es de admirar que sólo con unas palabras auténticas, juguetonas a veces, siempre proféticas y como navajas tajantes, ya quede uno embrujado y desarmado.
Me fijé en que los actores y las actrices encargados de la “lectura parcial” tenían en sus manos el texto de la editorial Anaya en su edición reducida para colegiales. Se ve que no ha sido superado o que tenemos ahí, en los libros del colegio, un reducto al que siempre acabamos volviendo para estar seguros.
Como antes de la Lectura había habido un photocall, el acto empezó mucho más tarde de lo previsto y el salón principal del Instituto Cervantes estaba a rebosar. Hay a la entrada de la planta principal del Cervantes por la calle de Alcalá una exposición fotográfica sobre el mundo cervantino, una mirada muy personal del fotógrafo Navia a los lugares por los que Cervantes anduvo en su siglo y que jalonaron su vida: Esquivias y Toledo, Argel y el Golfo de Lepanto muy cerca de la famosa isla griega de Lesbos, Barcelona y su playa de hogueras en la noche de San Juan, Madrid y los lugares de sus estudios, Valladolid, Alcalá de Henares… La mirada del fotógrafo se posa en las callejas típicas de todos estos lugares que han logrado sobrevivir al tiempo, en los campos asolados de La Mancha y de Argelia, en las playas del Mediterráneo y en los personajes cervantinos tan típicos, de entonces y de hoy. Y los acompaña con textos cervantinos que ponen de relieve su desgarradora actualidad.

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