jueves, 19 de diciembre de 2013

El médico, basado en la novela homónima de Noah Gordon

Entretenida, no tan larga como esperábamos, hubo risas, sorpresas bien traídas, la suciedad y la roña de la Inglaterra del primer milenio que recuerdan Oliver Twist, un mundo de mendigos alguno de los cuales llegará a príncipe; el consabido final feliz que compensa riesgos y penurias de muerte. Y se te queda grabado el horrísono paralelismo que se concentra en una sola frase hacia el final, el horrendo paralelismo que forman el siglo XI y el aún cercano siglo XX, el que trajo la revolución de Jomeini contra el Sha derrocado porun clérigo ambicioso: "Ya no hay Sha, sólo hay Dios", que pone los pelos de punta. Se trata de una vez en que el médico apela a la autoridad del Sha, con cuya amistad se honraba, para salvarse de la condena de los clérigos: Quiero ver al Sha. -Ya no hay Sha, le responden, sólo hay Dios, lo que significaba el terror, el sálvese quien pueda entonces como ahora dependiendo de quien lo usara y para qué fines. En el contexto está clarísimo. El terror religioso y la ambición unidos.

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