sábado, 3 de septiembre de 2011

pacto de estado y els joglars

De la mano de Felipe Andrés me llega Pacto de Estado, en la sala Triángulo, una obra que profetiza nada menos que España no habrá salido de la crisis para el año 2032, algo que amenaza con ser cada vez más próximo, más cierto, ya que para entonces seguirá ZP queriendo dejar la Moncloa sin conseguirlo porque el PP, con al niña de Rajoy como único candidato no quiere ni oír hablar ni a tiros llegar a ella (La Monclo)... Sendos representantes de ambos dos partidos (ZP y la niña) se disputan en un debate llevado a cabo en el canapé de un psiquiatra, que para colmo es prelado, temas como la corrupción y la incompetencia. Pero no para acabar con ellos sino para disputárselos a ver quién es el más culpable, cuál de los dos ha tenido más que ver. Ninguno de los dos quiere dar su brazo a torcer en este truculento y yo más, y yo más. Sigue ganando ZP. Lo profético fue comprobar que al día sgte de verla, se propone por el Gobierno, con el apoyo de Soraya y de toda la opo (igualito que en el Parlamento), que se cambie el art 135 de la Constitución para que en 2.020, observese al profecía (dos mil veinte), haya un techo para el endeudamiento.
Lo mejor de la función es la encuesta al pueblo en que se ve cómo éste, siempre pícaro, encuentra salidas, una de las cuales es hacerse profesor de quechua. Sí. Aquí, en Madrid, para los nuevos españoles, la salida para comer caliente y a ser posible a diario, es hacerse profesor de quechua, no hay otra.

Mammouth: Depardieu por un lado, Marianne Moreau por otro, su mujer. Él es un recién jubilado de una Charcutería (Olida & Gaby), ella despacha carne en un Supermercado. Dos diplodocus que duermen juntos pero a los que en ningún momento se ve acoplarse, todo pertenece al pasado, también la próstata. Él descubre que para cobrar completo el retiro, ha de ir en peregrinación siguiendo paso a paso su "paso" por las diferentes empresas allí donde antaño trabajó, lo que le trae una descubierta de paisajes y paisanajes inusitados, tanto por el paso del tiempo y por la crisis (un antiguo molino que ya no es, un parque de atracciones que no le dio de alta), como por la idea que él se había forjado de todo ello.
Allí llega buscando los certificados de sus abonos y de su actividad (como yo por Castilla-La Mancha cada nombramiento y cese) encontrando unos lugares y un país que ya no conoce ni le conocen, encontrándose con unos familiares en los que dejó una huella inesperada, como su sobrina, quien le dice que el padre se ha ido a Australia a casarse pero más tarde: mira, debajo de aquel árbol en forma de buitre está enterrado papá, fue idea suya para que yo cobre la pensión, y unas gentes que se relacionan con él por motivos sorprendentes (la prostituta con falsa prótesis que le roba hasta el portable de Marianne, el buscador de tesoros playeros que le desafía y se encela). Al final vuelve a los brazos gruñones de Marianne como a una tabla de salvación. El rinoceronte que diz representar a Q Camoiras y Jesús Guzmán se durmió a pocos metros con la boca abierta, últimamente ni se lava, se ve que ya no va a la piscina a rehabilitación y en su casa gastar ni agua.
El Nacional de Els Joglars me sorprende por el buen trabajo actoral (a muchos los sorprendió por otra cosa porque no hacían más que salirse) pero sólo percibí como original la idea del aplaudímetro robado a un mantero. Este aparato convierte en artista a todo quisque, la obra repasa la ópera, su mundo, en un T Nacional en ruinas por la crisis, cerrado y para Deutzs Bank ahora que se acabó la mamandurria del dinero público. Artistas de la Europa del Este merodean por sus bajos, duermen, defecan y se organizan en orquesta, como en al película El concierto, así recordaba, sus viejos instrumentos y magníficas voces brillando de nuevo entre la miseria, reconstruyendo las óperas de las viejas árias (al revés). El artista ha de saber copiar, ya lo decía Picasso, y esta obra es el ejemplo. En cierto modo, esta pieza y mammouth se semejan en la atmósfera comod e cosa acabada y apocalíptica, sin sitio para nostálgicos.

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