martes, 31 de agosto de 2010

La vuelta y más

Este verano ha sido la prueba de que tengo a alguien detrás, alguien mu gordo y sin complejos. En C Rodrigo, cuando todo estaba perdido, todo el mundo entendiéndose en clave, todo negativas y fugas, será envidia o caridad, aparece el ángel que me trae casi hasta casa, Iñaki lo llamaba yo y fue como un cable, la necesidad absoluta de creer no estás sola, al final hay siempre un ángel. En París tuve á ngeles de diverso tipo, a la ida los marroquies, en el medio los del chocolate católico, los de la calle Grenelle, los de los porros portugueses, los del Pompidou, los de la fruta ecológica de Bd Raspail, los paquistanies de los mangos papayas y piñas... Todo eran ángeles a mi alrededor que alejaban en el último momento las ganas de llorar. Allí en el apto. tan pequeño y tan cargado, en la habit clausurada y al lado de las virutas de la cama del conejo enano, tb había ángeles: las arañas, el pastis y el oporto. Los mangos, los puerros, los tomates y melocotones de cultivo ecológico francés, los de Emaús que assuté con mi historia de negros porque era real, no era un cuento.
Y llego aquí y ayer mismo, lunes, me voy al Banco a comentar el email que me pido los datos de mi cuenat online. Y la sabihonda uy qué vestido más mono, si vienes maquillada y todo... Nada, no les des nada, jamás un dato por internet pero qué pasa, vengo a internet quiero entrar en mi cuenta y no puedo, se cumple lo del email, que mi cuenat está bloqueada: ¿Ha sido el banco? El del email, ¿ha sido el banco? Se lo mando a Paloma fashion y me lo devuelve en los morros: los controles por lo visto son mejores que los míos, sin embargo yahoo sí me bloquea habitualmente los contenidos de otros que me dicen que estoy bloqueada y que son de BBVA. Sigo pensando que es el Banco. Una trampa para quedarse con mis 3.500 que tengo ahora y echarme a mí la culpa por imprudente.
Todo esto antes de acudir a Loewe Gran Vía y hartarme de jamón y otras delicatessen, cava, con el alcalde, sólo tenía pensado acudir a Golem ("Submarino", danesa) y en casa rien à manger. Volví a casa para dormirla pero ya estaba la voz de la vecina dominando el espacio, imposible descansar.

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