sábado, 20 de junio de 2009

El reloj de sol: incivismo incomprensible en medio de la civilización (cont.)

Hace pocos domingos, unos marroquíes guisaban en la P de Toledo, a los pies del reloj de sol que tantas veces han reparado y que está todo ahumado y traumatizado. El humo se veía desde lejos y olía tb muy fuerte a quemado, además en ese mismo sitio guardan la ropa los que por allí duermen, ahora en el verde por el calor, parece un apto. al aire libre, apocalíptico. No lejos de allí, delante de un bar en la G Vía de San Fco, no menos de media docena de policías charlan y hacen posturitas delante de sus coches, policías nacionales. A otros, municipales esta vez, vi acudir en el Parque de la Cornisa ante la llamada de alguien porque otro alguien, una mujer rumana, parte de un campamento de no menos 50 tiendas, guisaba contra un muro. La olla express estaba negra como una maldición. ¿Alguien se imagina esto en el centro de alguna capital europea? A mí no me extraña que haya focos racistas, algunos vecinos han colgado fotos de este campamento que ocupa el parque y agosta todos los recursos (las bocas de riego, las cañerías para despensa, la luz pirateada de los postes) un escándalo. En Belfast hace días un ataque de los vecinos hizo refugiarse a centenares en una iglesia...
"Allí donde hay volcanes, mora", dicen que dijo Bernal Díaz del Castillo en México y de México, los volcanes significan prosperidad y cobijo de los dioses bajo su manto. Algo así em debe estar pasando a mí con Lala, que es mi volcán particular, mientras no me mate con sus pavesas. Quiere echarme a toda costa porque está enferma y quizás ése sea el origen de todo lo que me ha hecho: Inundaciones, incendios, calumnias sin reparar en nada. ¿Es posible que esta mujer sea mi prosperidad? Tiene que tener algún sentido. Soy incapaz de desearle ningún daño,. veo una gran tragedia ahí, con todo lo que me ha hecho. Todos los que hacen cola delante del comedor del Ave María leen el adn. ¿Cuál será el mío?, se preguntarán. Absortos, doblados, leen la cabeza metida en el papel barato que ensucia las manos y que acto seguido arrojan al suelo, que se lo lleve el viento y mal rayo lo parta. El que me vende el piso al lado de San Isidoro se llama Feliciano Gozalo, hay dos opciones: Si además es Roques, se trata de un reputado alergólogo; si el segundo es Vaquero, es un alto funcionario de la Junta, experto en Minas. Mecagondiez!

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