sábado, 1 de diciembre de 2018

Lo que esconde Silver Lake, estreno 28 de dicuiembre


Lo que esconde Silver Lake puede ser mucho o nada. ¿Hasta qué punto las visiones del prota vienen determinadas por un estado de ánimo, por una atmósfera disolvente?
La Plácida urbanización en la que él llevaba una vida indolente (si bien Sam trabajaba en "algo") parece que tiene más de un agujero negro y el Plácido lago dista mucho de ser plácido. Hay miedo en las ganas de la gente de esconderse, y miedo hay en buscar salidas lejos del común de los mortales. Algo que recuerda a las sectas que se han inmolado queriendo llegar al Sol, etc., para ponerse a salvo antes de que llegue la gran deflagración universal... Todo esto resuena en conductas que parecen encontrar en la noche un desahogo.


Hay mucha noche en esta película que muestra una LA sin ley. Sam (Andrew Garfield) conoce, sin moverse de su urbanización, a Sarah (Riley Keough), una joven atractiva y ociosa según parece. Pero Sarah desaparece de pronto misteriosamente y Sam empieza a investigar qué le ha sucedido a Sarah, metiéndose en un laberinto de senderos que se bifurcan, enredándose en tramas sucesivas añadiéndoseles a cada una red intrincada de personajes.
Es así como se adentra en un mundo secreto que se esconde en el subsuela (sectas, cuevas misteriosas) de la ciudad de Los Ángeles.
Es una película mareante con tantos vaivenes argumentales y tantos personajes como Sam va conociendo en su búsqueda.
El personaje está muy bien elegido, es vago e indeciso, impreciso y oscilante en sus movimientos de búsqueda, desperdicia sus energías divagatorias y su semen lo deja exhausto, pero algo lo impulsa a no cejar y a seguir metiéndose en berenjenales.

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