domingo, 11 de mayo de 2014

No los vació el fútbol, los vació el güevo


Me encuentro con Amador en Recoletos camino del Fernán Gómez y le cuento la ocurrencia que acabo de tener, la del güevo que da título al paisaje teatral de la quincena en las salas Off. Resulta que un teatro como el suyo, siempre lleno, ahora está con 30 ó 40 personas donde caben 170. Es la catástrofe, pero él no le echa la culpa sólo a los organizadores, cada uno ha de asumir su mea culpa. -Vamos a ver: Si tú quieres patrocinar un festival, lo primero habría que exigirle a las salas que programen específicamente para ese festival y no que se apañen con las compañías residentes. (Yo a cuadros). Lo segundo, dudo que aunque la obra del Astillero fuera muy buena, que no lo es en absoluto o dista mucho de serlo, se llenara la Cuarta cobrando a 12 euros a todo el mundo. Eso para la consejera organizadora será poco, pero para la gente joven es muchísimo, y hay que garantizarle que va a ver algo muy bueno. Y tercero, nos han privado a las salas de activar nuestros propios mecanismos de llenar (Yo: el atrapalo.com, dos por uno, invitaciones amigos de la sala y prensa). -Claro, claro. Si dirijo una sala es porque sé cómo hacerlo. Y ya para terminar, para que la gente venga a ver una obra, hace falta que los entendidos le hayan contado que es buena, sin criterio ninguno no se va al teatro pagando. Quedé alucinada de la claridad de este tío, no me extraña que llene su sala en plena crisis y es una pena verla ahora, en pleno festival, como si un viento helado...

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