martes, 5 de abril de 2011

Beautiful lies, Golem

Es algo lenta a veces pero llena de emoción y de ese temblor de las cosas de antes, cuando no se vivía de prisa y uno podía recrearse en los detalles. Al final, después de tanto recreo, para los buenos sentimientos no hay salvación, no si se es vieja por mucho glamour que tenga. Y el tío ese moro que ya le he visto en muchas haciendo de poli supermacho, no me la da, rezuma libido dentro de su pátina educada parisina. Esta vez la actriz de Amelie se convierte en una peluquera con alma de celestina que lleva una vida bastante particular y cuyo mayor empeño es ayudar a su madre, un papel interpretado por Nathalie Baye, uno de los rostros más prolíficos del cine francés de los 70 y 80 y que ha trabajado con algunos de los directores más emblemáticos del cine europeo: François Truffaut, Jean Luc Godard, Marco Ferreri, Claude Sautet, M. Honorin, Alain Cavalier, Maurice Pialat, Paul Morrisey, Bertrand Tavernier, Nadine Trintignant, Philippe Labro y en los últimos años Xavier Beauvois, Claude Chabrol, François Dupeyron e incluso Steven Spielberg. Pierre Salvadori, que dirigió la famosa comedia Usted Primero, en la que presenciábamos el duelo interpretativo de Daniel Auteuil y José García; que ha dirigido en varias ocasiones a varios miembros de la familia Depardieu, y autor de numerosos guiones, sin olvidar su faceta de actor, nos propone una comedia de autor, en la que el enredo y el amor son ingredientes básicos pero en los que la imaginación de la protagonista le imprime su carácter. Beatiful lies nos abre la puerta al mundo de Emilie (Audrey Tautou), una joven de 30 años que, además de tener su propia peluquería y llevarla de una manera especial, aconseja a sus clientas y amigas. Sin embargo, este don no le sirve para consigue ayudar a Maddy (Nathalie Baye), su madre, que no parece querer vivir desde que la dejó su marido. Les petits mouchoirs está mal traducida como pequeñas emntiras sin importancia. mentiras haylas pero lo que hay sobre todo es hipocresía, al irse todos de vacas dejando al amigo en coma. Y dicen que le quieren. Y es verdad. Todos mienten fingen (la generosidad cabreada, el tedio de la la vida en familia, la soledad de los solteros) y fingen pasárselo muy bien y quererse mucho. Ahora bien, con todo esto, qué más quisiera uno que tener un grupo así de nutrido à Paris cet été.

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