La película está basada en un hecho real que narra una historia de gran calado humano, desarrollada en la Vendée Globe: una regata de las más duras y arriesgadas que se celebran en el mundo. Los participantes tienen que dar la vuelta al mundo en vela sin asistencia; se tienen que valer por sí mismos. Esto supone un riesgo más elevado que en cualquier otro tipo de regatas que se celebran.
En la cinta podemos ver a François Cluzet (Intocables) interpretando el personaje de Yann, el cual reemplaza a su mejor amigo (y cuñao) debido a una lesión que tiene. Su amigo Frank Devil, interpretado por Guillaume Canet, se lastima justo unos días antes de que la competición de vela arranque, lo que le lleva a Yann a participar en su lugar. La Vendée Globe le llevará a dar la vuelta al mundo más increíble que él nunca hubiera podido imaginar. Al noveno día, Yann tiene que detenerse en Cabo Verde debido a que su barco se ha averiado y tiene que repararlo. Cuando regresa al mar de nuevo, se percata de que algo ha cambiado en el interior del barco con una nueva e inoportuna presencia.
Yann decide seguir dando la vuelta al mundo, a pesar del riesgo de ser descalificado. El final, apoteósico. Políticamente correcto pero bien desarrollado. Las conversaciones con su hija y con su novia, la evolución de la enfermedad (relación) de ambas, salpicarán su viaje de vida hogareña y heroísmo en medio del mar alborotado. Una locura bien mesurada y pactada.
En la cinta podemos ver a François Cluzet (Intocables) interpretando el personaje de Yann, el cual reemplaza a su mejor amigo (y cuñao) debido a una lesión que tiene. Su amigo Frank Devil, interpretado por Guillaume Canet, se lastima justo unos días antes de que la competición de vela arranque, lo que le lleva a Yann a participar en su lugar. La Vendée Globe le llevará a dar la vuelta al mundo más increíble que él nunca hubiera podido imaginar. Al noveno día, Yann tiene que detenerse en Cabo Verde debido a que su barco se ha averiado y tiene que repararlo. Cuando regresa al mar de nuevo, se percata de que algo ha cambiado en el interior del barco con una nueva e inoportuna presencia.
Yann decide seguir dando la vuelta al mundo, a pesar del riesgo de ser descalificado. El final, apoteósico. Políticamente correcto pero bien desarrollado. Las conversaciones con su hija y con su novia, la evolución de la enfermedad (relación) de ambas, salpicarán su viaje de vida hogareña y heroísmo en medio del mar alborotado. Una locura bien mesurada y pactada.
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