Ha sido una semana de infarto cinematográfico, hasta el punto de olvidarme de todo lo demás. Para colmo, mis dientes no me duelen y casi creo que están bien del todo, por eso me he podido olvidar de ellos, mi única preocupación hasta ahorita y aún más, cómo deducirme lo de la penicil. Vértigo ha traído tres buenas: La fuente de las mujeres, buena, bonita, dle mismoq ue El Concierto, ambientada en Marruecos; Rare Exports Un cuento gamberro de Navidad, también bien hecha, ambientada en Finlandia, la dureza de la vida en Laponia y lo dura que es la educación para salir adelante en aquel medio; pero sobre todo ha traído la rumana Si quiero silbar, silbo, de Florin Serban. Comentaba esta última al salir con Santaeuegenia, una crítico de cine auténtica, que peina canas y decía: Qué película más precisa, más fuerte y clara. Austera. Cómo te muestra la vida en la cárcel. Sabe lo que quiere y no cede. No cede, no, lo tiene claro y ni la vida está por encima de lo que quiere. Y yo: Es que son así los rumanos, fuertes y duros, yo los conozco y son así, el que es bueno, lo tienen claro, currantes y fieles sin fisuras. ¿Sí, de verdad que los conoces? Sí. ¿Y y son así? -El que es así, sí. Y nosotros antes de la abundancia, en la postguerra y la escasez, también éramos así, ahora ya no quedan con esa personalidad tan clara porque el consumo nos tiene atontados. Ella asentía en todo. Y yo: tú puedes sufrir las mayores humillaciones, desprecios, deshonras, pero llegas a tu casa y vas a la nevera y tienes la cocacola y las chuches. -Y se te pasa, se olvida. -Te tomas lo que quieres y se acabó. Pero nuestros padres eran así. Yo recuerdo chavales con la cara que ya no cabía un golpe más, el padre, el maestro imponían algo y ni hablar, y se cansa antes el que da porque dice "si sigo, lo mato, y no cede". Yo recuerdo gente así. -Y no ceden. Nos despedimos.
Otra de infarto fue la que trajo Álex Fernández de Mediatres, The yellow sea: En 4 actos o unidades diferentes estructurada, lineal como los griegos clásicos, sí, pero qué lineal y qué acción y qué sorpresas hasta para el propio protagonista por cuyos ojos aterrados vemos nosotros lo que pasa. Hay momentos para el disfrute y momentos para espantarse, gente en la frontera, gente China sobre todo, entre las dos Coreas, Rusia, que sólo tienen actividades ilegales que llevarse a la boca. Y con qué limpieza actúan los unos (el protagonista, "héroe" solitario que quiere atar cabos; el mafioso de oficina trajeado y cobarde) y con qué suciedad y escándalo los otros (jefe el bigotudo con el hacha). Al mismo tiempo, tiene rasgos de humor que ¿Que cada vez me gustan más los chinos! Quiero conocer a fondo a los chinos. Este es el resumen sabio de la peli:
"En la frontera entre las dos Coreas y Rusia, la mitad de la población vive de actividades ilegales. Un taxista lleva tiempo sin ver a su mujer, que se ha ido a Corea del Sur en busca de una vida mejor. La única solución pasa por aceptar un trato que le han propuesto: lo ayudarán a cruzar la frontera a cambio de que cometa un asesinato. Na Hong-jin, director de The Chaser, regresa con un thriller de acción sin tregua y discurso social, a la manera del mejor Michael Mann. Un filme oscuro y de secuencias espectaculares que actualiza el cine negro y que arrastra al espectador por los derroteros de la alta tensión."
viernes, 2 de diciembre de 2011
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