Oigo esta mañana en la cocina, en una emisora que regala hora de rock sin interrupciones, que han expulsado del equipo de beisbol a un chico, chaval, niño, porque lo hacía excesivamente bien. Increíble porque parece un chiste, pero si yo dijera las veces que he oído esta expresión "Es demasiado bueno, quítalo" a lo largo de mi vida, nadie me creería. Lo hablaba yo el otro día con Maud, mi amiga de la Alliance, una persona cultísima y no me sé su nivel de estudios pero no importa, lo es: Maud, es que la excelencia suscita recelos mientras que la mediocridad cosecha aplausos y parabienes. No me entendía a pesar de su buen español: La excelenSia SuScita... subrayaba las palabras... Sí Maud, si quieres que te admitan en una sociedad, la que sea, coros y danzas, gastronómica, coral... guárdate mucho de mostrar que sabes algo. De lo contrario, irán a por ti, mejor vete de ignorante para caer bien, por lo menos al principio... -Pero así no hay progreso -concluyó ella, toda cartesianismo francés-. -Voilà, querida Maud.
¡Pues no me tiró a mí una maestra, allá en la escuela, que casi cae en la estufa, una redacción a la cara bajo la acusación de haber copiado! Era sobre Aníbal y Escipión: Aníbal, que desde pequeñito había jurado odio eterno a Roma... Luego esta misma maestra fue quien me ayudó a conseguir la beca, debió de reaccionar. Pero hoy en día sólo hemos ido para atrás, no destaques que irán a por ti, calladito y buena letra. En los cursos del doctorado, un profesor preguntó por El Jarama. Doctorado, repito. Sólo un marroquí se atrevió a insinuar con voz tenue: Es un río, ¿no? También los profesores castigan y marginan al que siempre se sabe las cosas, se le manda callar con cierta lógica porque quieren que participe todo el mundo, pero de ahí a estigmatizarlo para que no vuelva a abrir las fauces, sólo hay un paso y es lo que se da hoy.
viernes, 24 de mayo de 2013
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