martes, 13 de abril de 2021
Christoph Prégardien TENOR Roger Vignoles PIANO Franz SCHUBERT (1797-1828)
RECITAL 08 | LUNES 12/04/21 20:00h
Christoph Prégardien TENOR
Roger Vignoles PIANO
Franz SCHUBERT (1797-1828)
Die schöne Müllerin, D 795 (1823)
1. Das Wandern
2. Wohin?
3. Halt!
4. Danksagung an den Bach
5. Am Feierabend
6. Der Neugierige
7. Ungeduld
8. Morgengruß
9. Des Müllers Blumen
10. Tränenregen
11. Mein!
12. Pause
13. Mit dem grünen Lautenbande
14. Der Jäger
15. Eifersucht und Stolz
16. Die liebe Farbe
17. Die böse Farbe
18. Trockne Blumen
19. Der Müller und der Bach
20. Des Baches Wiegenlied
Christoph Prégardien TENOR
Roger Vignoles PIANO
Duración aproximada: 70 minutos sin pausa
Se ruega al público no aplaudir hasta el final del recital
Arroyo amigo
Con Die schöne Müllerin y Winterreise, que puede verse como una secuela del primero (no sólo sus protagonistas terminan igual, el «Gute Nacht» con que comienza Winterreise parece evocar la última estrofa de «Des Baches Wiegenlied» en un
plausible juego de espejos), Schubert asentó sobre cimientos firmes el ciclo de
canciones en el lied romántico alemán. Además de la genialidad de Schubert, debemos ambos ciclos a Wilhelm Müller, poeta menor de sensibilidad pequeñoburguesa, lo que, según Fischer-Dieskau, no supuso inconveniente alguno para que el
compositor austriaco se sirviera de sus poemas para crear dos monumentos.
En 1816, un grupo de amigos se reunió en Berlín para celebrar un Liederspiel,
velada en la que los participantes escribían poemas que eran teatralizados por
ellos mismos tras repartirse los papeles. Junto a Müller, allí estaban, entre otros,
Wilhelm Hensel, su hermana Luise, Ludwig Rellstab, Friedrich Foerster, Clemens
Brentano, Ludwig Berger y Hedwig, hija del anfitrión. Aquel día el asunto fue el
de una molinera cortejada por varios pretendientes. El tema no era nuevo: lo
encontramos en la ópera La molinara (1788), de Paisiello, y en poemas de Rückert,
Eichendorff, Kerner, Brentano o Goethe. ¿Qué otro papel podía encarnar Müller
sino el del joven molinero? Ironías de la vida, Müller, Brentano y Berger acabaron
disputándose el amor de Luise Hensel.
Los poemas de Müller, revisados y en número ampliado, se publicaron en forma
definitiva en 1820. Schubert les puso música a finales de 1823. Descartó prólogo y
epílogo, de tono irónico, y eliminó tres que habrían retardado la acción. Uno de
ellos aportaba detalles sobre la personalidad de la molinera. Die schöne Müllerin
es un compendio de lugares comunes del Romanticismo alemán: el caminante; la comunión con la naturaleza, a un tiempo paisaje y espacio simbólico, marco
y depositaria de confidencias y revelaciones; la desesperación como consecuencia
de un amor no correspondido; el suicidio. Tras una primera mitad alegre y esperanzadora, a partir de «Mein!», el joven protagonista desciende inexorablemente
por una pendiente que lo lleva a reunirse con el arroyo, el único amigo fiel. Frente a
la relativa sencillez predominante de la escritura vocal, reminiscente de la canción
folclórica, el omnímodo acompañamiento pianístico evoca las aguas del arroyo,
cuyo motivo en permanente transformación cambia con el estado de ánimo del
joven aprendiz, sus penas de amor, la trompa del cazador o la bella molinera (terceras y sextas con pequeños adornos). Abundan las figuras repetidas, tan eficaces en Gretchen am Spinnrade o Die Forelle, y, en perfecta sintonía con el texto, las
modulaciones con intención expresiva o para huir de la mera repetición del material. Cantado a menudo por barítonos, como Winterreise, Die schöne Müllerin fue
compuesto originalmente para voz de tenor. Así lo escucharemos esta tarde, sin
las transposiciones que alteran las nunca casuales relaciones tonales entre las
canciones o atemperan el impacto de los desgarrados agudos.
Miguel Ángel González Barrio
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